Golfo

Las favorables condiciones ambientales de la costa de Golfo propiciaron desde épocas tempranas el desarrollo de diversos grupos, como los olmecas, los huastecos, los del Centro de Veracruz, el de Tajín y los totonacos.

Las sociedades del Golfo aprovecharon con eficacia la riqueza de la región, la cual no sólo les proporcionaba sustento, sino les permitía obtener varias materias primas propias del trópico, que intercambiaban con los pueblos de tierra adentro. Las primeras evidencias de ocupación humana son bastante antiguas y se relacionan con grupos nómadas que, además de la caza y la recolección de plantas, explotaban los recursos de los ríos y el mar. Hacia 1600 a. C., ya cerca del final del Preclásico Temprano (2500-1200 d. C.), en varias regiones, como la Huasteca y el centro y sur de Veracruz, existieron varias aldeas que dieron lugar al desarrollo de distintas tradiciones culturales. El Golfo fue el escenario del desarrollo de la cultura olmeca –la de mayor importancia en Mesoamérica durante el Preclásico Medio (1200-400 a. C.)– y aquí se localizaban sus principales asentamientos. Durante el Clásico (200-900 d. C.), mientras que en la Mixtequilla se daba un importante desarrollo local, por la mayor parte de la región del Golfo se extendió un estilo cultural llamado del Centro de Veracruz, al que se asocian ciudades de gran tamaño. A fines del Clásico y principios del Posclásico Temprano (900-1200 d. C.), Tajín tuvo su apogeo y fue la ciudad más importante del Golfo. A partir de entonces, y sobre todo a la caída de Tajín, los totonacos y los huastecos dominaron la región, a la que tanto toltecas como mexicas realizaron constantes incursiones.

Tomado de Vela y Solanes, Arqueología Mexicana, Especial 5, Atlas del México prehispánico.