Arqueometría en la Casa de las Águilas

Luis Barba, Luz Lazos, Karl F. Link, Agustín Ortiz, Leonardo López Luján

La Casa de las Águilas es un edificio notable no sólo por la calidad de la información arqueológica e iconográfica obtenida en su exploración sino también por la aplicación, a partir de 1992, de modernas técnicas arqueométricas para localizar los elementos bajo el piso y realizar la reconstrucción de las actividades que ahí tuvieron lugar. Así, puede decirse que, por primera vez en México, la interpretación integral de los indicadores arqueológicos, históricos, geofísicos y químicos permitió interpretar la función de una estructura ritual.

 

Uno de los edificios que formaban parte del recinto agrado de Tenochtitlan era la Casa de las Águilas, situada al norte del Templo Mayor. Fue construida en el siglo XV y ampliada en tres ocasiones, antes de ser parcialmente destruida en 1521 y de quedar sepultada por la iglesia de Santiago Apóstol y la calle de Justo Sierra.
En 1981, fue excavada una estructura que corresponde a  una etapa constructiva no vista por los españoles. De esa estructura se obtuvo valiosa información arqueológica e iconográfica relacionada con el conjunto simbólico de la Casa de las Águilas.

Su buen estado de conservación planteó dos problemas arqueológicos: el primero se originaba en la necesidad de establecer desde la superficie la existencia de etapas constructivas enterradas, respetando la integridad de los pisos descubiertos, mientras que el segundo provenía de la necesidad de obtener el máximo de información de los pisos, aprovechando el hallazgo de una estructura cívico-ceremonial intacta e idónea para el estudio de los espacios arquitectónicos y su función.

Los dos problemas mencionados no podían ser abordados con las herramientas tradicionales de uso arqueológico, por lo que, con el propósito de enfrentar el estudio de la historia constructiva del edificio y de su función, se planteó la necesidad de aplicar técnicas arqueométricas. La arqueometría representa una fase intermedia entre la arqueología y las ciencias naturales, un campo que implica la colaboración entre investigadores de diferentes áreas, los cuales aplican técnicas físicas y químicas a los materiales arqueológicos con el fin de extraer información tecnológica, cronológica y cultural. Para el estudio de la Casa de las Águilas, la geofísica proporcionaría información acerca de las características de los materiales ubicados bajo el piso, sin dañarlo; por su parte, la química podría revelar la presencia de residuos de substancias que fueron derramadas durante el desarrollo de las actividades humanas y que quedaron atrapadas en los poros del piso, ofreciendo así la oportunidad de identificar actividades humanas invisibles en el registro arqueológico.

Así, a partir de 1992 se llevó a cabo un proyecto de investigación interdisciplinaria entre INAH y la UNAM para realizar un estudio integral de la Casa de las Águilas. Los objetivos principales fueron la localización de subestructuras bajo el piso y la reconstrucción de las actividades que tuvieron lugar sobre el piso de ese importante edificio con el propósito de definir su función.

Los resultados de la investigación permitieron localizar una subestructura correspondiente a una etapa constructiva anterior a este edificio (etapa 1). Adicionalmente, a partir del estudio químico del piso de la etapa 11, se detectaron zonas importantes donde se realizaron rituales, así como los materiales que fueron utilizados.

 

Estudio de la estructura
y de su proceso constructivo

La estructura externa de la Casa de las Águilas tiene una planta en forma de L y mide aproximadamente 52 metros de este a oeste y 32 metros de norte a sur. Cuenta con dos escalinatas de acceso en su extremo occidental. Una de ellas está decorada con cabezas de águila talladas en piedra, de las que el edificio recibe su nombre. Dentro de esa estructura superficial, denominada etapa 111, se encontró una etapa constructiva anterior. Las excavaciones mostraron que fue recubierta cuidadosamente para conservar intactos sus braseros y esculturas.

En la actualidad, la Casa de las Águilas, como todas las estructuras excavadas del Templo Mayor, presenta un marcado desnivel producto de hundimientos diferenciales que se pensó podrían relacionarse con la presencia de estructuras subyacentes. Por ello, como primer paso, se obtuvo el mapa topográfico detallado, en el que se observaron pequeñas variaciones del relieve.

Con la información anterior, se pudo continuar con el estudio de las etapas constructivas previas. Se seleccionaron los estudios geofísicos más apropiados, ya que son herramientas que permiten obtener información del subsuelo y preservar la integridad de la superficie actual. Con ese fin, se aplicaron principalmente estudios magnéticos y eléctricos. Los contextos urbanos son especialmente problemáticos para la aplicación de las técnicas magnéticas; sin embargo, en este caso, se comprobó que las técnicas de gradiente y de susceptibilidad magnética pueden ofrecer excelentes resultados. Con la aplicación de dichas técnicas, se detectó la presencia de acumulaciones de piedra volcánica bajo el piso, en particular en la parte suroeste, lo que contrasta con el material no magnético presente en la parte norte de la casa.

Adicionalmente, los estudios eléctricos mostraron la respuesta del terreno al paso de la corriente. Cuando la corriente suministrada encuentra dificultades para desplazarse por el subsuelo, ello se manifiesta en altos valores de resistencia eléctrica. Eso fue lo que se apreció en el mapa producido, que mostró una zona de altos valores en los mismos lugares que los señalados por los estudios magnéticos. En el pórtico hay aumentos apreciables en la resistencia del substrato y puede observarse un contraste considerable respecto a los cuartos 1, 2 y 3, donde los valores de resistencia eléctrica son bajos. La interpretación conjunta de los resultados de esas técnicas nos sugiere la presencia de una acumulación de piedras bajo el piso, algunas superficiales, acumuladas en la parte sur del pórtico, que manifiestan claras propiedades magnéticas e impiden el paso de la corriente. Al superponer el mapa topográfico, se apreció cómo las anomalías geofísicas coinciden exactamente con las inflexiones del relieve y muestran los límites de una plataforma que contiene una estructura central bien definida. La excavación de un pozo de verificación confirmó la presencia de dicha estructura al descubrir su límite este, el cual presenta un paramento vertical y una porción de un muro en talud, que es el responsable de  las anomalías geofísicas y del desnivel topográfico registrado.

Durante las excavaciones de verificación, fue identificada otra anomalía magnética producida por una caja de ofrenda vaciada de sus contenidos originales y rellenada con piedra.

 

Luis Barba Pingarrón. Ingeniero químico, maestro en geología y doctor en antropología. Fundador de los Laboratorios de Arqueometría del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA), UNAM. Miembro del SNI.

Luz Lazos Ramírez. Bióloga y maestra en química analítica. Encargada del Laboratorio de Fechamientos Arqueológicos del IIA, UNAM.

Karl Frank Link. Programador y pasante de arqueología Encargado del procesamiento y representación gráfica de los datos del Laboratorio de Prospección Arqueológica del IIA, UNAM.

Agustín Ortiz Butrón. Arqueólogo y pasante de la maestría en antropología. Encargado del laboratorio de Química Arqueológica del IIA, UNAM.


Leonardo López Luján. Arqueólogo y doctor en antropología. Responsable del Proyecto Arqueológico de la Casa de las Águilas. Miembro del SNI.

 

 

Barba Pingarrón, Luis, Luz Lazos Ramírez, Karl Frank Link, Agustín Ortiz Butrón, Leonardo López Luján, “Arqueometría en la Casa de las Águilas”, Arqueología Mexicana núm. 31, pp. 20-26.

 

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