Cotzumalguapa, una ciudad del Clásico

Oswaldo Chinchilla Mazariegos

Gruesas capas de suelos ocultan a la vista los restos arquitectónicos de Cotzumalguapa, ciudad del Clásico, con excepción de los más prominentes, que se concentran en tres conjuntos: El Baúl, El Castillo y Bilbao. También yacen ocultas las calzadas que comunicaban entre sí estos conjuntos, que se extendían hacia los sectores habitacionales aledaños y formaban una compleja red de vías de comunicación.

 

A la sombra humeante del volcán de Fuego –uno de los conos más activos del continente americano– se extiende una de las zonas arqueológicas más grandes e importantes de Guatemala. Los restos de Cotzumalguapa, ciudad del Clásico, yacen bajo los campos cultivados con caña de azúcar y hule, bajo el asfalto de las calles, y bajo las casas de las colonias que amenazan con destruir lo que queda de ella. Periódicamente, los discos de los arados chocan con esculturas de gran tamaño –que forman uno de los conjuntos monumentales más distintivos de la antigua Mesoamérica–, dejando feas cicatrices sobre los relieves. No obstante su importancia, la zona arqueológica carece de protección alguna y se encuentra expuesta a los embates del clima, la agricultura intensiva y el vandalismo.

No será la primera vez que la actividad humana en esta localidad destruya los restos del pasado. La actividad constructiva del Clásico cubrió hasta hacer casi invisibles los estadios de ocupación anteriores, que se remontan hasta el Preclásico Medio. Las esculturas monumentales hacen evidente el desarrollo de jerarquías políticas durante el Preclásico Tardío, y la participación de los escultores de Cotzumalguapa en amplias redes de interacción estilística y de escritura, que abarcaban la costa del Pacífico y el valle de Guatemala. La Estela 1 de El Baúl presenta una fecha de cuenta larga del año 37 d.C., y tuvo una de las inscripciones más largas de su época en Mesoamérica, ahora ilegible.

Tras un periodo de poca actividad durante el Clásico Temprano, Cotzumalguapa resurgió con fuerza a partir de 650 d.C. El auge de Cotzumalguapa coincidió aproximadamente con el abandono de Montana, un gran centro regional situado cerca del litoral del Pacífico, que fue el foco de la presencia teotihuacana en Escuintla. Durante el Clásico Tardío, Cotzumalguapa fue la ciudad más grande e influyente del sur de Guatemala. Su preponderancia se percibe en su estilo escultórico, cuyos ejemplos se encuentran distribuidos a lo largo de la costa del Pacífico y el Altiplano Central. Por motivos que se desconocen, Cotzumalguapa decayó hacia 950 d.C.

 

La ciudad del Clásico

La ciudad del Clásico cubrió más de 10 km², sobre las estribaciones de la cadena volcánica que descienden marcadamente hacia el sur. Gruesas capas de suelos ocultan a la vista los restos arquitectónicos, con excepción de los más prominentes, que se concentran en tres conjuntos, conocidos como El Baúl, El Castillo y Bilbao. También yacen ocultas a la vista las calzadas que comunicaban entre sí estos conjuntos, y se extendían hacia los sectores habitacionales aledaños, formando una compleja red de vías de comunicación. 

El trazo urbano se aparta de los patrones usuales en Mesoamérica. Los principales conjuntos arquitectónicos no están dispuestos alrededor de una plaza central bien definida. Al parecer, el conjunto conocido como El Castillo incluía una plaza, flanqueada por una pirámide y una plataforma importante, pero el conjunto arquitectónico más grande se encuentra en El Baúl, aproximadamente a un kilómetro de distancia, en el lado opuesto del río Santiago, que atraviesa la zona arqueológica.

El Baúl está formado por una gran plataforma rectangular, que mide alrededor de 490 x 190 m. En la parte norte se alzaba la acrópolis, un conjunto elevado que contenía una serie de patios y posiblemente un juego de pelota. Al sur de la acrópolis se extendía el Gran Recinto, un cuadrángulo rodeado por muros elevados, donde se hallaba un patio hundido y otros edificios. A éste se añadía otro recinto de menor elevación. La conformación de El Baúl sugiere que se trataba de un área privada, de acceso restringido, que pudo tener funciones defensivas. Es probable que haya servido como residencia real y centro administrativo. También fue un centro de actividades productivas, a juzgar por la presencia de un taller de obsidiana en las cercanías. Las sencillas plataformas del taller están rodeadas por grandes depósitos de desechos de talla de navajas prismáticas y puntas de proyectil. En otros sectores de la ciudad se han localizado talleres menores que parecen corresponder a industrias domésticas.

El Baúl también fue el centro al cual convergían no menos de cinco calzadas. Estas grandes avenidas empedradas varían entre 4 y 14 m de ancho y llegan a extenderse por varios kilómetros. Especialmente importantes son los puentes de piedra que permitían el paso ininterrumpido de las calzadas a través de ríos y riachuelos. Desgraciadamente, el puente de Thompson –posiblemente el único puente prehispánico que se conservaba completo en toda Mesoamérica– cayó durante la tormenta tropical Agatha, en 2010.

La calzada Gavarrete es la más larga que se conoce, y se extendía desde El Baúl hasta la acrópolis de Bilbao, 2.5 km al sur. Cruzaba el río Santiago por medio de un puente, del que aún se conservan segmentos de muros formados por piedras de gran tamaño, que se extendían 30 m por la garganta del río, y debieron sostener un puente de material perecedero.

Situada al sur de la ciudad, la acrópolis de Bilbao está formada por una serie de amplias plataformas muy abiertas, que contrastan con los espacios restringidos y poco accesibles de El Baúl. Bilbao se encuentra fuera del área más densa del núcleo urbano, en un sector relativamente poco habitado durante el Clásico Tardío. Aun así, se invirtió mucho trabajo en la construcción de las plataformas y las calzadas que unían el conjunto con El Baúl y El Castillo. Una posible explicación se encuentra en el hecho de que Bilbao fue el centro principal de actividad durante el Preclásico. Al parecer, los señores de Cotzumalguapa, en el Clásico Tardío, reclamaron vínculos con sus predecesores, e invirtieron un gran esfuerzo para engrandecer este lugar ancestral y dotarlo con un conjunto escultórico extraordinario.

 

Oswaldo Chinchilla Mazariegos. Arqueólogo, profesor en la Universidad de Yale. Se especializa en la arqueología de la costa del Pacífico de Guatemala y en el estudio de la religión, el arte y los sistemas de escritura de Mesoamérica. Autor de Cotzumalguapa, la ciudad arqueológica: El Baúl, Bilbao, El Castillo (2012), e Imágenes de la mitología maya (2011).

 

Chinchilla Mazariegos, Oswaldo, “Cotzumalguapa, una ciudad del Clásico”, Arqueología Mexicana núm. 134, pp. 62-67.

 

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