El ambiente durante el poblamiento de América

Óscar J. Polaco, Joaquín Arroyo-Cabrales

Los hombres que poblaron América se encontraron con un ambiente completamente diferente del que conocemos, el cual hace miles de años estaba dominado por climas más fríos, grandes capas de hielo, extensos bosques y una fauna y flora distintas de las actuales.

 

A fines del Pleistoceno (120 000 a 10 500 años) sobrevinieron grandes alteraciones climáticas, con los consecuentes cambios en las comunidades de flora y fauna, las que eran propias de paisajes diferentes, de ecosbtemas ahora extintos. Durante el último máximo glacial, ocurrido entre 22 000 y 14 000 años, se fusionaron los dos principales centros glaciares de Norteamérica: el casquete de mayor extensión, llamado Laurentia y localizado en el noreste del continente, y uno de menor tamaño, formado en las montañas Rocosas en el oeste, llamado de la Cordillera, con lo cual se creó una capa de hielo de gran espesor (tal vez 3 000 m) que cubrió todo el norte del continente y cuyo frente se encontraba en el norte de Estados Unidos. Esta masa de hielo tuvo su correspondencia en el Viejo Mundo, de tal manera que se formó un casquete de hielo continuo en el hemisferio norte. En este tiempo y debido a la presencia de esta gran masa de hielo se dieron cambios radicales en el clima de muchas regiones, entre ellos la variación en la precipitación pluvial tropical, en la composición atmosférica y en la circulación del aire, con lo que se generaron ambientes muy diferentes de los actuales, todo ello consecuencia del tamaño, altura y alta reflectividad de esa masa de hielo.

 

El estrecho de Bering

Uno de los efectos más notables de esta glaciación en relación con el poblamiento de América fue el descenso en el nivel del mar (como resultado de la transformación del agua de mar en el hielo del casquete que se formó), que alcanzó los 120 m y dejó al descubierto las áreas someras, creándose así puentes de tierra en si ríos donde ahora hay arcos de islas. como en el estrecho de Bering, lo cual permitió el paso de hombres y animales de Asia a América y viceversa.

La masa de hielo conocida como Laurentia tuvo un efecto directo en el enfriamiento, pues bajó la temperatura en todo el conrinenre, y en la masa atmosférica, de tal manera que hace 18 000 años las temperaturas eran más bajas que las actuales, con condiciones mucho más frías en el centro del continente; el régimen de humedad hizo que el suroeste fuese más húmedo, mientras que el noroeste fue más seco. La humedad del suroeste posiblemente fue resultado de la división de la corriente de aire denominada jet, provocada por la masa de hielo, y la consecuente desviación de su brazo sureño a latitudes más al sur de su posición actual. La sequía prevaleció en el noroeste debido al anticiclón generado por la masa de hielo lo que provocó la llegada de vientos del este en lugar de los húmedos del oeste, como ocurre ahora.

Gracias a estudios de polen y macrofósiles de plantas (en sedimentos fechados en 18 000 años), se sabe que durante las frías condiciones del máximo glacial en el área sin hielo inmediata al glaciar (llamada periglacial) prevaleció una vegetación sin árboles y parecida a la tundra ártica actual. Al sur de ésta se enconrraba un bosque abierto de Picea en el centro-oeste y un bosque de pino y Picea en el orienre.

El avance de los hielos y las condiciones más frías obligaron a las plantas, a los animales y al hombre a emigrar hacia el sur, a tierras más cálidas. En el sur de Estados Unidos, Florida, México y Cenrroamérica las tierras se encontraban libres de hielo, excepto en las altas monrañas. En el caso de México y Florida los climas no fueron tan extremosos; de hecho, se caracterizaron por la reducción de los extremos estacionales de temperatura y precipitación, con lo que el clima fue más uniforme y estable. Esto permitió el desarrollo de comunidades más diversas, tanto de plantas como de animales, en donde coexistieron especies que actualmente se encuentran ecológicamente separadas, fenómeno que en zoología se conoce como faunas disarmónicas.

Al inicio de la deglaciación (inicio del interglacial hace 15 000 a 9 000 años), la contracción de la masa de hielo produjo cambios en la circulación; la corriente jet ya no llegó tan al sur, aumentó la insolación en el verano -debido a los ajustes en la circulación-, se dio un aumento general de la temperatura y el registro paleoclimático sugiere que la región estaba más húmeda hace 12 000 anos. Como resultado de nue,os cambios orbitales durante el Holoceno Temprano y Medio, la estacionalidad de los climas del norte se acentuó y con ello aparecieron los monzones de verano, seguidos de un aumento de las temperaturas y las sequías en el oeste de Norteamérica. Asimismo, con los cambios de órbita se incrementó el calentamiento durante el verano y la evapotranspiración se redujo en el norte, mientras que en los trópicos éstas aumentaban, tendencia que resultó en el establecimiento de los climas actuales. La fauna de ese momento, propia del Rancholabreano, incluye especies de gran tamaño, muchas de las cuales se encuentran extintas. Entre esa fauna se encontraban los bisontes, los mamutes, los tigres diente de sable, los leones del Pleistoceno, los lobos pleistocénicos, borregos, alces, berrendos, camellos, llamas, perezosos terrestres gigantes, gliptodontes, mastodontes, gonfoterios, carpinchos o capibaras, osos, caballos, cebras, venados y tapires, así como muchos roedores que actualmente sólo se encuentran en el norte del continente, entre otros. De hecho, las comunidades de este periodo se caracterizan por la coexistencia en la misma región de especies que hoy se encuentran separadas (alopátricas) y que, probablemente, son incompatibles ecológicamente (disarmónicas), es decir, se trata de comunidades que no tienen análogos modernos.

El panorama del poblamiento en el viejo y el nuevo mundos es completamente diferente. Nuestra especie (Horno sapíens) se originó en África hace 300 000 o 100 000 años y de ahí llegó a Asia y finalmente a Europa, hace 40 000 años, tal vez un poco más, para encontrarse con un ambiente glacial al que tuvo que adaptarse. En América la situación fue diferente, ya que se trataba de un continente no habitado por los humanos y al cual llegamos en tiempos muy recientes.

 

• Óscar J. Polaco. Biólogo con especialidad en arqueozoología, egresado de la ENCB, IPN. Jnvestigador de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico (SLAA), INAH. Autor o coautor de más de 100 artículos y cuatro libros cientfficos.

• Joaquín Arroyo-Cabrales. Doctor en ciencias, egresado de la Tex;¡s Tech Universiry, e investigador del Laboratorio de Paleozoología, SLAA, INAH. Miembro del SNI. Autor de más 50 ponencias y 70 publicaciones nacionales e internacionales.

 

Polaco, Óscar J, Joaquín Arroyo-Cabrales, “El ambiente  durante el poblamiento  de América ”, Arqueología Mexicana 52, pp. 30-34.

 

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