El conejo en la mitología maya

La estructura básica del mito -que se relata en el Popol Vuh-  de Junajpu y Xb’alämq’e,  los famosos héroes gemelos, quienes viajaron a Xibalbá y sacrificaron a los dioses de la muerte, y lograron su apoteosis al convertirse en astros, se refleja en creencias semejantes que pueden atisbarse en las obras de fray Diego de Landa y fray Bartolomé de las Casas, así como en algunos reportes etnográficos, lo que refleja la existencia de un sustrato mítico de antigüedad considerable.

Una pieza que puede encajar en esta narrativa es la que estudiaron Dmitri Beliaev y Albert Davletshin en el Vaso Regio del Conejo. El ultrajado dios L se encuentra desnudo y le pregunta al conejo por su traje e “imagen”, pero el roedor le contesta: “¡arráncate la cabeza, huélete la orina y el pene, Itzamaat!”. Desesperado, el anciano acude a la corte del dios solar, a quien solicita justicia, pero éste encubre las acciones del animal, quien se oculta detrás del soberano celeste. Me inclino a pensar que es este mismo conejo el espía que, disfrazado de escriba, se encuentra en el Vaso de Princeton, y quien se deleita desde el cielo contemplando la derrota del anciano. Las insignias del dios L que hurtó el roedor pudieron haber sido entregadas al enano, quien las exhibe delante del desventurado viejo. No debe descartarse que estos vasos reproduzcan variantes regionales del mismo mito. Cabe recordar que en el Popol Vuh un conejo auxilia a Junajpu y Xb’alämq’e durante su encuentro de pelota con los dioses de la muerte.

En el llamado Vaso Regio del Conejo, cuyo propietario fue el gobernante K’ahk’ Tiliw Chan Chaahk (693-728 d.C.), se narra cómicamente cómo el dios L es despojado de sus atributos de poder. El ladrón –que se ve en el panel izquierdo– es un conejo.

Tomado de Erik Velásquez García, “El Vaso de Princeton. Un ejemplo del estilo códice”, Arqueología Mexicana núm. 93, pp. 51-59.

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