Investigaciones recientes en la zona monumental de Tula (2002-2006)

Robert H. Cobean, Luis M. Gamboa Cabezas

Los casi 70 años de investigación y conservación en la zona arqueológica de Tula, Hidalgo, se han centrado en la monumentalidad del sitio y en el reconocimiento de su entorno y su área de influencia. El interés por complementar la historia cultural del sitio ha dado origen a un programa que tiene como objetivo comprender el origen, desarrollo y caída de la gran urbe tolteca.

Tula es considerada, junto con Teotihuacan y Tenochtitlan, una de las ciudades más grandes del Altiplano Central mexicano, la cual entre 900 y 1150 d.C. tuvo una extensión de casi 16 km2 y una población de miles de habitantes. Asimismo, su área de influencia se extendió hacia el Centro de México y otras regiones como el Bajío, la Huasteca, la costa del Golfo, la península de Yucatán, y hasta regiones más distantes como el Soconusco, la costa del Pacífico en Chiapas, Guatemala y El Salvador.

La importancia de Tula también se debe a que hay datos etnohistóricos sobre diversos aspectos de su historia y su cultura: nombres de reyes, relatos sobre la fundación de la ciudad, así como de su conquista y decadencia. Tula se convirtió en el prototipo de diversas instituciones y conceptos religiosos del pueblo mexica. Como resultado de las diversas investigaciones realizadas en la ciudad, se conoce con exactitud su extensión y aspectos importantes de su crecimiento y desarrollo, así como sobre su organización económica, social y política.

 

Antecedentes

 

Las investigaciones sobre la antigua ciudad de Tula comenzaron en los cuarenta del siglo XX. Por ese entonces, el arqueólogo Jorge R. Acosta realizó excavaciones y trabajos de restauración en la zona monumental, los que continuaron durante los siguientes 20 años. Sus esfuerzos se centraron en cinco de los edificios que circundan la plaza central de Tula Grande: las pirámides B y C –los monumentos más grandes e importantes–, el Palacio Quemado –gran conjunto arquitectónico porticado situado al oeste de la Pirámide B–, el Juego de Pelota 1 –localizado en la plazoleta norte– y el muro conocido como Coatepantli. La zona monumental de Tula, con los edificios que han sido excavados y restaurados hasta la fecha, constituye la principal zona abierta al público.

En años posteriores, en especial a partir de los setenta, diversos arqueólogos del inah y de otras instituciones han realizado proyectos de investigación, conservación y restauración en la misma zona monumental, así como investigaciones en otras áreas de la antigua ciudad.

Entre 1968 y 1970, Eduardo Matos excavó y restauró dos estructuras importantes: el Juego de Pelota 2, en el extremo oeste de la plaza principal, y una pequeña plataforma rectangular que funcionó como Tzompantli, localizada en la plaza, frente a ese juego de pelota. En 1979, el Centro Regional Hidalgo realizó algunos trabajos de conservación en el área monumental. El mismo centro desarrolló, entre 1980 y 1982, un programa de excavaciones en diversos puntos de la zona arqueológica de Tula, como los cerros El Tesoro y Malinche, trabajos estos últimos coordinados por Rafael Abascal, que también incluyeron el mantenimiento de la zona monumental. Se excavó parcialmente la gran plataforma conocida como Edificio A-C, al lado sur de la Pirámide C, y una serie de estructuras en las terrazas inferiores, localizadas fuera de la zona arqueológica y al oeste de la plaza principal; estas últimas fueron excavadas y restauradas parcialmente por Carlos Hernández.

En 1982, Juan Yadeun –de la Dirección de Monumentos Prehispánicos– realizó trabajos de mantenimiento, excavación y restitución de volúmenes de algunos edificios en la plaza principal, mediante la utilización de muros secos. Entre 1983 y 1988, bajo la dirección del arqueólogo Roberto Gallegos, se estableció una relación entre la zona arqueológica y el Parque Nacional de Sedue, se realizaron trabajos de mantenimiento y protección en el área monumental del sitio, y la reposición de las techumbres que protegen las lápidas esculpidas. También se construyeron pozos de absorción colindantes con el basamento de la Pirámide B y una serie de drenajes utilizando poliductos ubicados en la parte superior del basamento y en sus cuerpos.

 

Cobean, Robert H., Luis M. Gamboa Cabezas, “Investigaciones recientes en la zona monumental de Tula (2002-2006)”, Arqueología Mexicana, Núm. 85, pp. 36-39.

 

• Robert H. Cobean. Doctor en antropología por la Universidad de Harvard. Investigador en la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH. Ha colaborado en proyectos arqueológicos en el área de Tula, Hidalgo, durante más de 20 años.
• Luis M. Gamboa Cabezas. Maestro en arqueología. Investigador del Centro INAH Hidalgo, trabaja en la zona arqueológica de Tula. Se ha especializado en el estudio de la sociedad tolteca desde una perspectiva urbanística, y desarrolla un proyecto cartográfico sobre el crecimiento de la ciudad de Tula.

 

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