La cofradía de Nuestra Señora del Carmen y su Santo Escapulario de San Ángel (siglo XVIII)

Teresa Eleazar Serrano Espinosa

La cofradía de Nuestra Señora de la Virgen del Carmen y su Santo Escapulario, establecida en el antiguo Colegio de Santa Anna, fue promovida por los religiosos de la orden del Carmen, cuyo fin era alabar a la Virgen y procurar a la población un lugar que le ofreciera una identidad, la ayuda material y espiritual tan deseada en ese entonces.

 

Una vez realizada la conquista, se reorganizó la vida de la Nueva España; se establecieron instituciones españolas como las cofradías, que ayudaron a enfrentar las adversidades de la época. Estas instituciones fueron promovidas por órdenes regulares, como la de los carmelitas descalzos, quienes desembarcaron en San Juan de Ulúa el 27 de septiembre de 1585, dirigidos por fray Juan de la Madre de Dios. Se dirigieron a las tierras del norte de la Nueva España para sumarse a las tareas de evangelización. Entraron a la ciudad de México en 1586, donde por orden del virrey don Álvaro Manrique y Zúñiga, marqués de Villamanrique, les fue asignada la ermita de San Sebastián Atzacoalco como primera casa en estas tierras; erigieron luego 16 conventos en la Nueva España, y su congregación fue conocida como la Provincia de San Alberto de Indias.

El convento de San Ángel se estableció en los terrenos de una huerta en Chimalistac, propiedad de Felipe de Guzmán Itzolinque, quien los donó a los carmelitas; posteriormente la viuda de aquél les entregó otros lotes junto a la huerta y la mitad del cerro de Ocotepec, lo cual se vio acrecentado con la cesión de Andrés Zar de Zorogastoa Mondragón y su mujer, Elvira Gutiérrez, que les cedieron las otras dos terceras partes de la huerta (Abundis, 1992, pp. 35-36).

La fundación de esta nueva casa de la orden fue aprobada por el rey de España el 3 de septiembre de 1601; en 1613 se fijó el sitio en que se levantaría el convento bajo la conducción de fray Andrés de San Miguel, arquitecto carmelita, y que sería colegio y monasterio. Contaba con una enorme huerta que gracias al paso del río Magdalena llegó a tener más de 13 000 árboles frutales. La construcción del templo comenzó en 1624, bajo la advocación de San Ángelo Mártir, y de ahí derivó el nombre actual de la población. La fachada es de estilo herreriano y sobresale su espadaña o campanario y, sobre todo, sus tres hermosas cúpulas revestidas de azulejo. En 1616 el convento estaba terminado, y en 1626 se concluyó la iglesia.

 

Fundación de la cofradía

Es importante señalar que entre los siglos XVI al XVIII, se consolidó en Nueva España el funcionamiento de instituciones semejantes a las que existían en España, como fue el caso de las cofradías, asociaciones de personas laicas establecidas en las iglesias para auxiliar al clero en el mantenimiento del culto, o bien instituidas en hospitales para ayudar al prójimo en sus necesidades. Un ejemplo fue la cofradía del Carmen, que tuvo como fin proporcionar ayuda material y espiritual a sus integrantes.

Esta cofradía carmelita fue establecida, a partir de 1689, con todos los requisitos necesarios, entre ellos contar con licencia y patente autorizada por el padre general y vicario de la orden; una vez erigida legítima, eclesiástica y canónicamente, se ordenó que fuera establecida en todos los conventos de los carmelitas descalzos, con la condición de regirse por las mismas constituciones. La cofradía de San Ángel fue la segunda en fundarse, el 14 de julio de 1704, en el Colegio de Santa Anna, en el pueblo de San Jacinto, jurisdicción de Coyoacán; se erigió con la aprobación de la autoridad pontificia y ordinaria, así como con las licencias del reverendo padre general y provincial de la provincia de San Alberto en las Indias y el permiso del arzobispo de México don Francisco de Aguilar y Seijas. Posteriormente, el promotor fiscal remitió la certificación de la patente que presentó el padre fray Joseph de San Ángelo, prior del convento de la primera fundación llamada San Sebastián de Carmelitas Descalzos; en ella se inscribía la licencia que otorgaba el permiso para fundar la cofradía de Nuestra Señora del Carmen en todos los conventos ubicados en ese arzobispado. Asimismo, le correspondía al padre provincial y a sus sucesores señalar el domingo de cada mes en que debía realizarse la procesión de la Virgen del Carmen.

La fundación de la cofradía del Carmen en este colegio se realizó mediante el traslado de fundación de acuerdo con los lineamientos estipulados en sus constituciones, por ello se exhibió el testimonio autorizado por fray Joseph de Jesús, y el único requisito que se exigió fue que esta cofradía debía regirse por las mismas constituciones en todos sus templos y conventos carmelitas, con el fin de conservar siempre la misma función, de igual manera que sucedió en la primera fundación.

Fray Alonso de Christo, prior del convento de los carmelitas descalzos de la jurisdicción de Coyoacán, dijo que habiendo venido por prelado de este convento se fundó la cofradía, reconociendo el libro y papeles de su fundación.

 

Teresa Eleazar Serrano Espinosa. Doctora en historia y en etnohistoria por la ENAH. Investigadora de la Dirección de Etnohistoria, INAH.

 

Serrano Espinosa, Teresa Eleazar, “La cofradía de Nuestra Señora del Carmen y su Santo Escapulario de San Ángel (siglo XVIII)”, Arqueología Mexicana núm. 129, pp. 77-80.

 

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