Lambityeco, Oaxaca

Lambityeco significa “cerro de alambiques” (de la palabra española alambique y la zapoteca pytec, “cerro”); también es probable que se trate de un vocablo zapoteco ya transformado equivalente a “loma hueca”. La ocupación de Lambityeco comenzó hacia 700 a.C., antes de la fundación de Monte Albán, y terminó en 750 d.C. El apogeo de Lambityeco ocurrió entre 600 y 750 d.C., periodo en el que hubo cambios importantes en el valle de Oaxaca a consecuencia del paulatino debilitamiento y abandono de Monte Albán. Como parte de esos cambios se dio el florecimiento de varios centros cívicos ceremoniales, aunque de menor tamaño e influencia, entre ellos Lambityeco.

A diferencia de los pueblos que basaban su economía en la agricultura, Lambityeco se destacó como productor y exportador de sal. Lambityeco es notable por la extraordinaria calidad artística de urnas, huesos grabados y pintura mural localizados en algunas tumbas del lugar y por sus elementos arquitectónicos decorados con mosaicos y frisos en estuco. Las representaciones escultóricas del sitio, a diferencia de las comúnmente encontradas en Monte Albán, documentan matrimonios importantes de la realeza. En el sitio se encuentran cerca de 200 estructuras, de las cuales sólo se han explorado la 195 y la 190.

ESTRUCTURA 195

En el conjunto se pueden apreciar los arranques de los muros de un conjunto de templo-patio-altar. Su parte posterior abarca una gran área, bajo la cual se encontraron los vestigios de seis residencias de alto estatus y tres tumbas asociadas a ellas. La edificación, conocida como Casa del Coqui (coqui o coquitao: “gran señor”), comprende una serie de aposentos alrededor de dos patios y abarca una superficie de 370 m2. En el lado este se encuentra un altar, compuesto por dos niveles de tres elementos con el característico estilo zapoteco de tablero remetido. En el tablero interior hay una serie de figuras de estuco que reseñan aspectos de los gobernantes de Lambityeco y sus esposas. En el nivel inferior se ven el señor 4 Cara y la señora 10 Mono, en el lado izquierdo, la señora 3 Turquesa y el señor 8 Búho, en el lado derecho. Ellos serían los bisabuelos y abuelos, respectivamente, de la pareja del nivel superior –que desafortunadamente no se conservó–, el señor 8 Muerte y la señora 5 Caña, quienes fueron los últimos enterrados en la Tumba 6.

Frente a ese altar se encuentra la Tumba 6, donde fueron enterrados los grandes señores y sus esposas. La facha- da de la tumba presenta también un tablero remetido con la representación en estuco del señor 1 Terremoto y la señora 10 Caña, padres del señor 8 Muerte. En la tumba se descubrieron los restos de seis individuos acompañados de 186 objetos, pues la tumba fue reutilizada en ocasiones.

ESTRUCTURA 190

Aunque se le conoce como Patio de los Cocijos, en realidad era otra residencia de la alta jerarquía y abarcaba una superficie de casi 400 m2. Las habitaciones se distribuyen alrededor de dos patios, entre los cuales se construyó un cuarto con acceso por el lado este a un nivel superior, lo que permitió la construcción de una pequeña escalinata limitada por dos muros decorados con tableros remetidos.

En cada muro se colocó un mascarón de piedra y lodo recubierto con una delgada capa de estuco que representa a Cocijo, dios zapoteco de la lluvia, el trueno y el rayo. Frente a los muros donde están los Cocijos se encuentra la Tumba 2. La fachada muestra un tablero remetido con dobles cornisas. En su interior se descubrieron los restos de siete individuos adultos, así como 144 objetos, entre los que destacan vasijas garra de murciélago, braseros con decoración de espina, vasijas sin cocer, huesos labrados y cinco urnas de barro modelado que representan a Cocijo.

MASCARONES DE COCIJO

Representan a una de la deidades más importantes del panteón zapoteco. El Cocijo lleva una máscara que le cubre casi toda la cara; los ojos están enmarcados con una especie de anteojera; la nariz lleva una gruesa placa que se une a la parte inferior de la anteojera y a la máscara. Sobre la máscara se ve un gran tocado de plumas y el glifo C al centro; del tocado sobresalen dos cintas adornadas en sus extremos con cuentas de piedra verde. A los lados lleva orejeras circulares sobre una base de plumas. Destaca el pectoral, compuesto por una placa circular sobrepuesta a otra semirrectangular; posiblemente representa un mosaico de concha, jade y obsidiana. En la mano derecha sostiene una vasija de la que fluye una corriente de agua o río; en la izquierda tiene una serie de rayos, relacionados con su nombre de dios del rayo y del trueno.

Tomado de Arqueología Mexicana, Especial 24, Recorridos por Oaxaca, Valles Centrales, guía visual.