Las rutas de intercambio comercial contribuyeron al mestizaje de Mesoamérica

Durante la época prehispánica, las redes y rutas de intercambio comercial no sólo sirvieron para el trasiego de productos y materias primas, también fueron caminos por los que migraron personas, costumbres, ritos e ideologías.

Los caminos vincularon a las sociedades del periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.) en más de un sentido; para los grupos del Altiplano Central sirvieron para extender su dominio y poder llegar hasta geografías distantes como la Costa del Golfo, donde se adueñaron de hombres, tierras y materias primas.

  Esas rutas también sirvieron para establecer alianzas matrimoniales y militares, además de crear redes de intercambio de productos que reforzaron las conexiones interétnicas y dieron unidad a Mesoamérica.

Las redes de intercambio importaron técnicas de trabajo, ideología, rituales y, sobre todo, fueron el conducto del mestizaje entre diversos grupos culturales, que con la conquista española se hizo más notable.

Asimismo, las rutas hacia la zona maya  tenían su precedente desde la época teotihuacana, y se usaban para mover los recursos desde las áreas donde se producían hasta los puntos de demanda como el Altiplano Central, donde existían expertos que trabajaban las materias primas, como los amantecas de Azcapotzalco que hilaban las plumas preciosas.

El traslado de las mercancías se hacía a través de los pochtecas  (gremio de comerciantes) que empleaban esclavos; los tamemes, que servían de cargadores en los caminos terrestres, mientras que en las rutas fluviales y marítimas eran los remeros de canoas.

De la zona de Tierra Caliente, es decir, de la Costa del Golfo y de la zona maya, se llevaba a la capital mexica cacao, plumas suntuosas, mantas, escudos, trajes de guerreros, chile, algodón, sal, vainilla, liquidámbar, hule, ónix, oro, turquesa y productos del mar, que eran tributados a la Triple Alianza o bien intercambiados en los tianguis de las rutas comerciales. 

La maestra en antropología Amalia Attolini Lecón, quien durante décadas se ha dedicado al estudio de dicho tema, indicó que ha dibujado varios mapas sobre las rutas prehispánicas de Tenochtitlan al Golfo, así como de los tributos que brindaban los pueblos de la región costera a la Triple Alianza, los cuales ha hecho a partir de fuentes históricas, códices, matrículas de tributos, mapotecas, estudios lingüísticos, investigaciones y reportes arqueológicos, así como a la etnografía que nos habla de viejos caminos actualmente en desuso.

En tales mapas se aprecian los caminos que siguieron los pobladores de sitios como Tuxpan, Cempoala y El Tajín para llegar a la capital mexica; así como los puntos de intercambio entre los que destacan Tepeyahualco, Tepeaca y Tlaxcala.

La investigadora, actualmente prepara un mapa general de Mesoamérica con sus regiones culturales, en el que mostrará un esbozo de redes de intercambio, con el propósito de que los nuevos investigadores trabajen rutas como la del jade, que corría desde los yacimientos en Guatemala y llegaba hasta la zona olmeca, en el Golfo de México, donde era una materia prima muy preciada.

 

Dirección de Medios de Comunicación (INAH)