Los yugos y hachas votivas de Palenque

José Luis Cruz Romero

Los mayas veneraban a los ancestros de los gobernantes mediante elaborados rituales en los centros cívicos ceremoniales. En sus casas, las familias también rendían culto a sus propios antepasados. Los restos de éstos eran atesorados dentro de las sepulturas y en ocasiones se les exhumaba para participar en la vida ritual del grupo doméstico.

 

El Templo de las Inscripciones de Palenque es la sepultura más elaborada que se ha encontrado hasta el momento en Mesoamérica. Janahb Pakal es el nombre con que comúnmente se conoce al personaje al que fue dedicada. Fue el gobernante más importante que tuvo la ciudad y bajo su mandato, entre 615 y 683 d.C., Palenque dominó una amplia región de las Tierras Bajas noroccidentales (en la parte donde colindan los actuales estados de Chiapas y Tabasco). 

Se conocen otras tumbas reales de Palenque menos espectaculares, como el Templo XIII que albergó los restos de “la Reina Roja”, y algunas menos célebres, como los templos de la Calavera (Templo XII), el XVIII-a y el XX, de cuyos distinguidos ocupantes ignoramos aún su identidad. Pero la información arqueológica que han aportado nos permite hacernos una idea de las importantes ceremonias que les fueron dedicadas.

Por los hallazgos arqueológicos de Palenque y de otras importantes ciudades mayas como Calakmul, Copán, Piedras Negras y Tikal, así como por el desciframiento de varios glifos que refieren eventos cíclicos de conmemoración de los ancestros, tenemos una idea bastante clara del tipo de ceremonias públicas que organizaba la realeza maya, en las que reingresaban los descendientes a las sepulturas años después del entierro del personaje, y los huesos de éste eran objeto de veneración.

En estas ceremonias posteriores recogían los huesos del gobernante y se les bañaba con polvo rojo (óxido de hierro generalmente) para colocarlos nuevamente en su lugar. También se quemaban sustancias, se sustraían algunos objetos y se introducían otros y se agregaban cuerpos de adolescentes sacrificados. Con estos rituales que involucraban también a la comunidad, la elite de ciudades mayas como Palenque mantenía relación con los reyes muertos, quienes fungían como ancestros protectores de toda la comunidad.

Así como sucede con las tumbas reales de Palenque, las sepulturas conocidas de la clase gobernante de las ciudades mayas del Clásico (200-900 d.C.) han arrojado información invaluable para estudiar varios aspectos de la religión maya en torno a la muerte. Las exequias de los muertos de la realeza y las ceremonias posteriores eran actos de la mayor trascendencia social. En la relación entre los gobernantes y sus ancestros era importante mantener un equilibrio, pues lo opuesto traería calamidades al pueblo entero.

Pero ¿qué sucede con las prácticas mortuorias del resto de los habitantes de una de estas urbes, como Palenque? Si bien ha sido común el hallazgo de sepulturas en lo que fueron los espacios de vivienda de la gente común, apenas en años recientes se ha empezado a comprender la importancia que éstas tuvieron en la vida cotidiana de esos habitantes.

 

Cruz Romero, José Luis, “Los yugos y hachas votivas de Palenque”, Arqueología Mexicana núm. 113, pp. 52-55.

 

José Luis Cruz Romero. Arqueólogo por la ENAH y estudiante del posgrado en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Director de la zona arqueológica y del Museo de Sitio de Xochicalco.

 

Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar: http://raices.com.mx/tienda/revistas-palenque-AM113