Moctezuma II y el fin del imperio azteca

Michel Graulich

Las estrategias que planeó Moctezuma en defensa de los mexicas y en contra de los españoles reflejan su profunda comprensión del peligro que éstos representaban y su afán por evitar la destrucción de su imperio.

 

En un artículo anterior (Arqueología Mexicana, núm. 51) vimos como Moctezuma II comenzó su reinado con importantes reformas políticas e ideológicas destinadas a fortalecer su imperio. Incluso a la llegada de los españoles, Moctezuma seguía pensando en esas reformas, particularmente en la mayor de todas: "enmendar la falta del bisiesto que no habían alcanzado", para lo cual reunió a "los maestros del cómputo y filósofos". Sin embargo, según las fuentes, hacia la mitad de su reinado tuvo otras preocupaciones más apremiantes: una serie de presagios le anunciaban el fin de su imperio y del Sol azteca, como castigo a su orgullo y por haberse igualado a un dios. Es posible que desde esta remota época, los aztecas tuvieran noticias de gente extraña, que había arribado primero a las islas y posteriormente, en 1511, a la región maya. Es aún más probable que Moctezuma se enterara de la primera expedición española, la de Hernández de Córdoba, y sin duda supo de la segunda, comandada por Juan de Grijalva. Hacia esta época, envió a un hermano suyo a ocupar la región de Xicalanco, la “frontera de Moctezuma”, y tal vez fue él quien acogió a Juan de Grijalva en el río Tabasco o Grijalva y quien lo vistió con un rico traje dorado y con adornos de oro. Después, Grijalva fue muy bien recibido en la costa de Veracruz por dignatarios aztecas. Para gran satisfacción del tlatoani azteca. Grijalva se va, pero al año siguiente viene otra expedición, la de Cortés...

A partir de ese momento tenemos dos clases de fuentes. Por un lado, las españolas, en particular las cartas de Cortés, escritas durante y poco después de la Conquista, y por eso relativamente objetivas. Sobre todo porque Cortés, que había sido enviado sólo para explorar, actuaba de manera ilegal y sabía que roelas sus acciones serían escrutadas por el gobierno español y sus tribunales. Además, por ser el vencedor podía permitirse el lujo de decir más o menos la verdad. Por otro lado está la "visión de los vencidos", tardía y poco fiable porque intenta transformar los hechos en imágenes simbólicas y elocuentes, interpretándolos como el fin de una edad y el principio de otra, y sobre rodo porque buscan un chivo expiatorio. En la visión mesoamericana, un Sol acaba por una transgresión, y la transgresión por excelencia es el orgullo, es igualarse a los creadores. Ahora bien, ya vimos que las reformas de Moctezuma y sus intentos de reorganizar su imperio fueron presentados después como resultados de un orgullo desmedido. Se presenta al rey como orgulloso, cobarde y afeminado, corrompido por el lujo y culpable de todo.

En 1519, el descanso es corto para Moctezuma y  la desilusión grande: finalmente los extranjeros vuelven. Y el soberano tiene buenos motivos para preocuparse. Para comprender lo que pasa interroga al pasado, en particular acude a la historia del fin de los toltecas. ¿Será que considera la llegada de Cortés como el retorno anunciado de Quetzalcóatl? Es bien sabido que el dios blanco y barbado que anunció su retorno y que habría prohibido los sacrificios humanos antes de ser ahuyentado por su hermano Tezcatlipoca, es una invención española-indígena de la época colonial. Pero Quetzalcóatl no tenía que anunciar su retorno, porque era evidente. Los aztecas creían que los Soles o edades del mundo resultaban de una lucha perpetua entre dos dioses hermanos, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, que se alternaban como Sol de una era. La cuarta época, la de los toltecas de Tollan, perteneció a Quetzalcóatl, pero el dios fue ahuyentado por Tezcatlipoca y Huitzilopochtli, el numen mexica, quienes inauguraron el quinto Sol, el Sol azteca de Tezcatlipoca Huitzilopochtli. Si este Sol se acabara no podía ser sino por una vuelta de la Serpiente Emplumada. Es por eso que. en un principio, Moctezuma pudo haber considerado a Cortés como Quetzalcóatl.

En esta ocasión, la acogida a los españoles en el río Grijalva fue mucho más fría y finalmente, en Cintla, Cortés y una parte de su pequeña tropa murieron que enfrentar a decenas de miles de indios, a los que vencieron. Ya que Cintla era una "frontera de Moctezuma", aquellos probablemente eran dirigidos por el mismo hermano de Moctezuma o un lugarteniente suyo.

La lección fue dura para el gran tlatoani; en campo abierto, los españoles con sus lanzas, sus espadas y su manera de pelear en fila eran terribles: había que obrar con astucia. En la costa veracruzana, los embajadores aztecas recibieron a los españoles con mucha amabilidad y los colmaron de oro y regalos de toda clase, esperando que, con riquezas, regresaran a su tierra Intentaron comprar su partida, pero fue en vano. Entonces, un día desaparecieron los miles de indios e indias puestos a disposición de los extranjeros para alimentarlos y servirlos. Pero esta táctica tampoco fue exitosa. Lejos de irse, los españoles se aliaron con los totonacos de Cempoala y otras ciudades.

Moctezuma no sabe qué hacer. Sigue buscando modelos en el pasado y lo que observa confirma sus temores. Porque los intruso se parecen mucho a lo que los mexicas eran antes, al principio de sus migraciones y de la era en que vivían: un pequeño grupo de recién llegados, pobres pero valientes, salidos del mar y en busca de la tierra prometida, México-Tenochtitlan, donde someterían a los ricos y decadentes agricultores que habitaban la región. Pero ahora las cosas han cambiado: los mexicas se han convertido en los ricos y decadentes pobladores y los españoles son ahora el pequeño grupo de recién llegados, pobres pero valientes, en busca de la tierra prometida, otra vez México-Tenochtitlan, adonde quieren llegar a toda costa. Entonces Moctezuma recurre a tácticas utilizadas siglos antes por la malvada hermana de Huitzilopochtli, Malinalxóchitl, para impedir a los mexicas llegar a su tierra prometida:  envía hechiceros para comer y triturar sus corazones. Esta acción tampoco tiene éxito: los hechiceros de Moctezuma se rompen los dientes en las corazas españolas.

 

Michel Graulich. Director de Estudios Religiosos en la Escuela Práctica de Altos Estudios, París. Profesor de la Universidad Libre de Bruselas. Acaba de escribir un libro sobre el sacrificio humano azteca.

 

Graulich, Michel, “Moctezuma II y el fin del imperio azteca”, Arqueología Mexicana núm. 69, pp. 70-75.

 

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