Río Bec, ¿una excepción?

Dominique Michelet, Philippe Nodédéo, Marie-Charlotte Arnauld

Sin un centro indiscutible, en torno al cual se organizara el asentamiento, y sin límites precisos, Río Bec contradice lo que se entiende generalmente por la palabra "sitio". Sus numerosos grupos con edificios monumentales, y sus peculiaridades arquitectónicas y decorativas, sugieren que el territorio estaba controlado por múltiples casas nobles deseosas de mostrar su originalidad.

 

A partir del descubrimiento realizado por el explorador francés Maurice de Périgny, entre 1906 y 19006 del primer edificio de la zona arqueológica de Río Bec, se hizo hincapié en la originalidad de este vestigio y luego de varios otros en el mismo sector del centro de la península de Yucatán. En uno de sus artículos de 1909, Périgny escribe sobre el monumento: "aunque muy diferente en su concepción y su arquitectura de los demás vestigios del norte de Yucatán, este edificio fue, no hay lugar a duda, construido por tribus de la misma raza", y más adelante aña de: "este vestigio es una prueba contundente de la alta cultura alcanzada por los mayas y de la diversidad de sus conocimientos arquitectónicos". Poco después de Périgny, Raymond Merwin visitó y registró en su tesis doctoral (1913), además del edificio visto por su antecesor, al que asignó la letra A, Otros seis grupos arquitectónicos importantes (B a G), todos localizados más o me nos cerca de este último y considerados por ende como partes del mismo sitio de Río Bec. Este autor profundizó en el tema de la originalidad del estilo de la arquitectura local, pero también fue el primero en destacar que el patrón de asentamiento en la zona parecía bastante atípico, ya que se caracteriza por numerosos "grupos", o sea conjuntos dispersos con elementos arquitectónicos mayores. En los treinta del siglo pasado, Karl Ruppert y John Denison Jr., de la Carnegie Institution de Washington, agregaron cinco grupos nuevos (I a V) al inventario anterior y también registraron varios sitios importantes en la región -Becán, Xpujil y Hormiguero, Campeche, entre otros-, con claras semejanzas arquitectónicas e iconográficas con Río Bec. A partir de los cincuenta empezó a difundirse la idea de que había existido una región estilística particular, definida por elementos constructivos y decorativos propios y que se designó  con el mismo nombre de Río Bec

De hecho, Río Bec y gran parte de los asentamientos localizados en las cercanías se apartan de lo que podría considerarse como el modelo de sitio del Clásico maya. Por ejemplo, al parecer, varias categorías de estructuras emblemáticas de este modelo, como los templos-pirámides –puntos focales de la vida religiosa oficial en los que se realizaba el culto a los ancestros reales- o las canchas de juego de pelota -construcciones también rituales pero generalmente exclusivas de los centros de rango superior-, ya no se edificaron en la región a partir del momento en que se desarrollo el "estilo" Río Bec, a principios del siglo VII. En la región, a la inversa, parece ser que las estructuras más importantes en aquel entonces fueron edificios de cuartos múltiples y de aspecto palaciego, generalmente construidos sobre plataformas bajas, que veían a menudo hacia dos, tres y aun cuatro direcciones; además, estaban provistos de una  serie particular de decoraciones: paneles con mosaicos de piedras, mascarones, portadas zoomorfas, torres que figuran falsos templos-pirámides ... Por otra parte, en la misma zona escasean las representaciones de soberanos y las inscripciones que tradicionalmente las acompañan. en particular en forma de estelas, tan comunes en otras regiones mayas. Finalmente, la dispersión de los grupos con las, estructuras más grandes y la ausencia aparente de lugares centrales en torno a los cuales se organizarían los asentamientos (con excepción de Becán) son otros rasgos básicos que caracterizan a la región Río Bec.

Frente a estos diferentes elementos, lo que originó el Proyecto Río Bec se puede resumir en una pregunta sencilla: ¿a qué se debe tanta originalidad? Como hipótesis de partida, sugerida tanto por el patrón de asentamiento como por la falta de indicios sobre la existencia de reyes sagrados, supusimos que en la región Río Bec había imperado una organización sociopolítica distinta de la que se encuentra en casi todo el resto del mundo maya en el Clásico, desde Tikal, Guatemala, hasta Palenque, Chiapas, y de Copán, Honduras, a Oxkintok, Yucatán, o Cobá, Quintana Roo: un sistema dominado por varias casas nobles de las cuales ninguna habría logrado -o buscado- imponerse a las demás. Los datos recabados hasta la fecha tienden a confirmar esta hipótesis.

 

D. Michelet y M.-C. Arnauld son directores de investigación en el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia y directores del Proyecto Río Bec. P. Nondédéo es investigador posdoctoral y director de campo del mismo proyecto.

 

Michelet, Dominique,  Philippe Nodédéo, Marie-Charlotte Arnauld, “Río Bec, ¿una excepción?", Arqueología Mexicana núm. 75, pp. 58-63.

 

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