Tláloc y las metáforas para hacer llover en el suroeste de Estados Unidos

Polly Shaafsma

La lluvia fue fundamental para la sobrevivencia de los agricultores del Suroeste estadounidense, quienes cultivaron maíz en un entorno árido; las peticiones a los seres sobrenaturales que la controlaban fueron también indispensables para que las cosechas prosperaran. Las ideas sobre el origen de la lluvia son similares en las sociedades agrícolas de Mesoamérica y el Suroeste de Estados Unidos, y traspasan las fronteras ecológicas entre las tierras tropicales, al sur, y la árida u Oasisamérica, al norte, todas las cuales dependían de las estaciones de lluvias. 

Las cosmologías que definen los paisajes culturales y los rituales que aseguran buenas lluvias se vinculan ideológicamente en todo ese territorio, a pesar de sus distintas expresiones locales. El mundo conceptual “panamericano” sobre la lluvia, como todo sistema simbólico, condensa significados y se vincula a elementos que, a primera vista, parecerían ajenos a él. Numerosas deidades telúricas y ancestrales se relacionan con los cultos a la lluvia.

En el arte rupestre del Suroeste de Estados Unidos encontramos seres sobrenaturales donadores de lluvia, entre ellos una figura con anteojeras y los atributos del Tláloc mesoamericano. Se encuentran figuras de Tláoc en la mayor parte de los sitios Mimbres y Jornada Mogollón, al sur de Nuevo México y en lugares aledaños de Texas y Chihuahua, que van desde 1050 hasta 1400 d.C., aproximadamente. Se han encontrado también efigies de madera y piedra en las cuevas de esa zona. Se cree que esta versión del Suroeste estadounidense sobre Tláloc está estrechamente relacionada con los seres sobrenaturales enmascarados que hoy en día se conocen entre los indios pueblo como kachina, y que son considerados la manifestación corpórea de los ancestros que habitan el inframundo y retornan al mundo de sus descendientes como nubes que regarán sus sembradíos. Los dioses de la lluvia enmascarados en el Nuevo Mundo son de tiempos muy lejanos. 

 

El Tláloc del Suroeste 

 

Los grandes ojos que caracterizan al Tláloc del Suroeste muestran un parecido formal con su contraparte mesoamericana. Es típica la cabeza de forma trapezoidal o rectangular sobre un torso también trapezoidal o rectangular, generalmente sin brazos ni piernas. A veces, sin embargo, estas representaciones de Tláloc elevan sus bracitos cortos. El torso del dios de la lluvia del Suroeste muestra generalmente motivos geométricos con elementos curvilíneos o escalonados que, a su vez, son parecidos a los diseños que vemos en los textiles y la cerámica. Las telas de algodón y las vasijas de barro, así como los diseños mismos, podrían ser representaciones de las nubes y de la lluvia. En algunos casos, los típicos ojos de Tláloc se interpretan como abstracciones libres que representan simbólicamente las nubes. Cuando los triángulos escalonados se yuxtaponen, se logra un diseño de rayo que sugiere que la identidad de la deidad toma el carácter de un dios-tormenta. En algunos casos vemos motivos de lluvia o nubes sobre sus cabezas y uno de ellos, poco usual, representa una figura humana ataviada con una falda decorada con “lluvia”.

 

Shaafsma, Polly, “Tláloc y las metáforas para hacer llover en el suroeste de Estados Unidos”, Arqueología Mexicana núm. 96, pp. 48-51.

 

 Polly Schaafsma. Maestra en antropología, especialista en arte y religión del Suroeste de Estados Unidos. Investigadora del Museo de Arte y Cultura Indios/Laboratorio de Antropología, Museo de Nuevo México (MACI/LA, MNM).

 

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