¿Usó dinamita don Leopoldo Batres en Teotihuacan?

Eduardo Matos Moctezuma

 

En el mundo de la arqueología mesoamericana escuchamos a veces que don Leopoldo Batres usó dinamita en la excavación que hizo de la Pirámide del Sol en Teotihuacan entre 1905-1910. Las obras emprendidas en uno de los principales edificios del lugar formaron parte de los festejos que el gobierno de don Porfirio Díaz llevó a cabo con motivo del primer centenario de la Independencia de México

Por otra parte, se le atribuye a don Leopoldo el haber cambiado la fisonomía de la pirámide en uno de sus cuerpos, lo que parece ser cierto si atendemos a lo dicho por Rémy Bastian en su tesis que presentó en la Escuela Nacional de Antropología en 1947, en la que hizo un análisis riguroso de los trabajos realizados por Batres. Dice así Bastian:

 

Es un caso psicológico. El cuarto cuerpo es falso y data de 1905-1906. Llegué a esta conclusión después de estudiarlo desde 1945 y revisarlo minuciosamente. Los trabajadores como el maestro Cipriano, quienes tomaron parte en la exploración de Batres, me proporcionaron valiosos datos en cuanto a los métodos de reconstrucción empleados en la pirámide (Bastian, 1995, p. 234).

 

A esto habría que agregar que don Leopoldo rompió la plataforma en forma de U que rodea a la pirámide con el fin de sacar por ahí el abundante escombro proveniente de la excavación del edificio, además de haber construido sobre esta plataforma el campamento que utilizó durante sus trabajos. Pese a lo anterior, no he podido encontrar dato alguno que permita suponer el uso de explosivos para acelerar la excavación del monumento. Ni el mismo Bastian en el trabajo de referencia plantea cosa tal. Tampoco lo hace Manuel Gamio en La población del Valle de Teotihuacan (1922), ni Ignacio Marquina en su Arquitectura prehispánica (1951), como tampoco Ignacio Bernal en su Historia de la arqueología en México (1979), pese a la severidad con que todos ellos tratan al arqueólogo del porfiriato.

Aclarado el asunto, quiero comentar que Leopoldo Batres tuvo aciertos importantes en su desempeño como arqueólogo: fundó la Inspección de Monumentos el 8 de octubre de 1885, misma que dirigió durante varios años; promovió la Ley sobre Monumentos Arqueológicos el 11 de marzo de 1997, e intervino en la expropiación de los terrenos de Teotihuacan, lo que fue acordado el 24 de junio de 1907; además, fundó el museo de sitio en ese lugar (Matos, 2003). Siempre he ponderado algo que pasó desapercibido para los estudiosos de la historia de la arqueología: la aplicación de una técnica de excavación bidimensional para la ubicación de objetos, como la que utilizó en el rescate de la calle de las Escalerillas. El mismo don Leopoldo la menciona al explicar el plano que acompaña su informe:

 

Las líneas punteadas que corren en sentido horizontal marcan con un número rojo la distancia entre la esquina de las calles de las Escalerillas y Seminario y el lugar á donde se efectuó el hallazgo.

Las líneas que bajan de la sección longitudinal al centro de la planta de la calle, marcan la profundidad en que se encontraron los objetos descubiertos.

Los números romanos que se ven sobre cada una de las líneas y signos, corresponden á los números y signos que designan en el texto la fecha del descubrimiento y la relación de los objetos encontrados.

La punta de la flecha de cada una de las líneas horizontales que marcan la distancia, termina tocando á la línea vertical que indica la profundidad del hallazgo. La coincidencia de estos puntos de intersección manifiesta que las dos líneas vertical y horizontal corresponden á un mismo descubrimiento (Batres, 1979, p. 90).

 

Si bien son cuestionables algunos errores cometidos por don Leopoldo, no cabe duda que para el momento que vivió tuvo aciertos como los ya mencionados. Y ya que hablamos del uso de dinamita, veamos como la aplicó Auguste LePlongeon en 1881 en Uxmal, quien confiesa por medio de una carta su utilización a raíz de haber encontrado el busto de un personaje al que llamó Cay, mismo que escondió para que no fuera trasladado a la ciudad de México, como ocurrió con la figura del Chac Mool también hallada por él en Chichén Itzá:

 

 …para evitar que suceda al busto de Cay, lo que á la estatua de Chaacmol, su hermano, aunque poco riesgo corre por ahora, pues se halla en un lugar apartado y poco frecuentado aún de los habitantes de la hacienda, he creído conveniente volver á cerrar el aposento cual estuvo por muchos siglos. Y para impedir que la sagrada antigüedad del monumento esté violada, o á lo menos que sea castigado el violador, he colocado dos cargas, cada una de dos onzas de dinamita, en lugares convenientes para defender el busto de Cay. Así es que, el que se atreva a tocar las piedras, sin direcciones ni instrucciones mías, pagará con la vida su atrevimiento.

 

Más adelante agrega en otras cartas: “He dicho arriba que acontecimientos que han sucedido en estos ocho días me han hecho regocijar en mi acción de defender las obras magnas de los artistas de Mayapán, con nitroglicerina” (El Monitor Republicano, 1881).

No menos se merecen los saqueadores que destruyen sitios arqueológicos para vender piezas que son propiedad nacional, aunque ahora se les aplica entre 1 y 10 años de prisión en lugar de ver volar sus cuerpos con las enérgicas medidas de don Auguste…

 

Para leer más…

Bastian, Rémy, “La Pirámide del Sol en Teotihuacan”, en E. Matos (coord.),  La Pirámide del Sol, Teotihuacan, inah/Instituto Cultural Domecq, México, 1995, pp. 209-258,

Batres, Leopoldo, “Exploraciones en las calles de Las Escalerillas”, en E. Matos (coord.), Trabajos arqueológicos en el centro de la Ciudad de México, inah, México, 1979, pp. 61-90.

Bernal, Ignacio, Historia de la arqueología en México, Editorial Porrúa, México, 1979.

Gamio, Manuel, La población del Valle de Teotihuacan, 3 tomos, Secretaría de Agricultura y Fomento/Dirección de Antropología, México, 1922.

LePlongeon, Auguste, carta en el Monitor Republicano, 31 de julio de 1881.

Matos Moctezuma, Eduardo, Las piedras negadas, Conaculta, México, 2003.

Marquina, Ignacio, Arquitectura prehispánica, inah, México, 1951.

 

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, inah. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del inah.

Tomado de Eduardo Matos Moctezuma, “¿Usó dinamita don Leopoldo Batres en Teotihuacan?” Arqueología Mexicana núm. 127, pp. 86 – 87.

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