Abrió sus puertas el sitio arqueológico de pinturas rupestres Arroyo Seco

El sitio arqueológico Arroyo Seco está integrado por una planicie y dos pequeñas  elevaciones naturales de relevante valor paisajista, donde se ubican los conjuntos pictóricos que le confieren a lugar su valor patrimonial y que lo distinguen como una de las concentraciones de arte rupestre más importantes del país.

El arqueólogo Carlos Viramontes comentó que, pese a que el sitio es conocido desde hace algunas décadas, en 2003, junto con la arqueóloga Ana María Crespo, presentó un proyecto de investigación, conservación y difusión de este sitio arqueológico, el cual contará con una publicación que próximamente será dada a conocer. 

El especialista explicó que sólo se muestra 25 por ciento del total de los motivos pictóricos, ya que se cuenta con 46 espacios con grafías, aunque ahora se abren al público solo dos elevaciones rocosas que los contienen.

Algunas de las grafías son representaciones humanas en actividades como la caza o danzando en pequeños grupos. También hay motivos zoomorfos: zorros, coyotes, perros y venados; águilas, lagartijas y ranas, e insectos como arañas o alacranes, así como vegetales, como la planta de maíz o quizá de peyote.

Viramontes definió cinco etapas de poblamiento que corresponden a los diferentes periodos donde fueron plasmadas las pinturas. “La primera sería por lo menos 7000 a.C., podría ser antes pero aún no se cuenta con toda la información. Esto fue durante la etapa del nomadismo pleno hasta aproximadamente 200 o 400 d.C., cuando las sociedades hegemónicas del centro de México, Teotihuacan principalmente, inician la colonización del norte. 

“La segunda etapa de arte rupestre dataría de 400 antes de nuestra era a 1100 de la época actual, periodo donde conviven directamente las sociedades de cazadores-recolectores y las hegemónicas. La tercera sería de 1100 d.C. a 1500 d.C., lapso al que se le llama la ‘época chichimeca’, donde los territorios en cuestión son abandonados por las sociedades agricultoras y recuperados por los cazadores-recolectores. La cuarta etapa abarcaría la época virreinal, y la última, relativa al arte rupestre del siglo XIX y principios del XX, sucede durante la colonización de una parte de la Sierra Gorda queretana y guanajuatense por parte de criollos y mestizos, entre otros”.

 

Dirección de Medios de Comunicación (INAH)