Las excavaciones en la Acrópolis de Kinichná y en los solares prehispánicos que se encuentran al oriente de ese gran complejo arquitectónico, que forma parte de Dzibanché, permitieron fijar el lugar del primer asentamiento y sus características básicas. Los pioneros que poblaron Dzibanché escogieron este lugar por la gran aguada –posiblemente en esa época la mayor del sitio– que se localiza en el límite norte del área. Con el tiempo y las nuevas necesidades que generó el crecimiento acelerado del asentamiento, el centro monumental del sitio se desplazó hacia el río de temporal que bordea Dzibanché, el río Escondido. En el Clásico Temprano (250-600 d.C.), el sitio quedó integrado por tres grupos: Kinichná, el Complejo Central (o Lamay) y una buena parte de los edificios que conforman el centro monumental del Grupo Principal.
A esa época pertenecen, entre otros, la totalidad de los edificios que se aprecian en la Acrópolis de Kinichná; el trazo básico del Complejo Central, también de reciente excavación y restauración; todas las fases constructivas del Edificio del Búho, excepto la última; el edificio que cierra la Plaza Gann por su costado poniente, y la mayor parte de las subestructuras de los edificios en esa misma plaza. El desplazamiento del centro de gravedad del sitio parece haber obligado a obras mayores para garantizar un suministro de agua confiable y accesible. Es muy probable que la llamada Aguada de los Patos, que se encuentra justo al oriente de la Plaza Xibalbá, es decir, próxima a lo que sería el nuevo centro monumental del sitio, tenga un origen humano, y que haya funcionado como depósito de aguas canalizadas desde el río Escondido en tiempo de lluvias.
Tomado de Enrique Nalda y Sandra Balanzario, “Kohunlich y Dzibanché los últimos años de investigación”, Arqueología Mexicana, núm. 76, pp. 42-47.