El kuy (búho) y el dios L

Omar Antonio Sosa Guillén et al.

Un plato con la representación de un ave de mal augurio en el tramo 3 del Tren Maya

Análisis del ave y la langosta

En la imagen principal del plato, ubicada en el fondo, se aprecia la representación del ave conocida erróneamente como “ave Moan”, asociada con fuerzas negativas vinculadas con la oscuridad y la noche, pero, sobre todo, con la muerte y, por ende, con el inframundo; esto último se debe principalmente al fuerte vínculo que poseía con el dios L, a quien siempre acompañaba en su tocado (De la Garza, 1995, p. 90; Rivera, 2004, p. 13).

De acuerdo con los estudios etnoarqueológicos realizados en las comunidades del norte de Yucatán, persiste la creencia de que las aves rapaces, como búhos y lechuzas, son augurios negativos relacionados con las enfermedades y la muerte, idea que se encuentra sustentada en el trabajo realizado por los investigadores Grube y Schele (1994), quienes durante su estudio del Códice de Dresde hallaron y descifraron el nombre de este animal como cuy o kuy, que significa “búho”, lo cual se reafirma en otros códices y cerámicas pintadas.

En este sentido, el kuy (búho) y el dios L están relacionados con los augurios de muerte y enfermedad, y ambos tienen una fuerte relación con los dioses Sak Ixik y Chaak, y comparten el mismo nombre: Oxlajuun Chanaal Kuy, el cual tiene sentido si se toma en cuenta que kuy significa búho, situación que se refuerza en los augurios de las páginas 7 y 10 del Códice de Dresde, y en las cerámicas policromas estilo códice que se refieren al ave con dicho nombre (Sosa, 2019).

Con base en los estudios epigráficos contemporáneos se sabe que el nombre original del ave era Oxlajuun Chanaal Kuy y no “ave Moan”, por lo que al compartir el mismo nombre con el dios L lleva a pensar que éste vendría a ser su way, es decir, su mensajero. Ahora bien, los elementos que porta esta deidad le permiten transfigurarse en el búho (kuy), y de este modo gobernar sobre los difuntos e influir en la vida de los vivos (Gillespie y Joyce, 1998, p. 283; Grube y Schele, 1994, pp. 13 y 15; Puga, 2018, comunicación personal; Rivera, 2004, p. 19).

Imagen: Izquierda y arriba: Representación del ave Kuy (de perfil y en posición de planeador) con un tocado de flor de nenúfar y un collar asociado a las deidades del inframundo maya. Abajo:  Ejemplo del proceso de transfiguración del dios L a su forma animal. a) Figura zoomorfa. b) Figura antropomorfa con elementos zoomorfos. c) Figura antropomorfa. Fotos: Salvamento Arqueológico del Proyecto Tren Maya. Dibujos: Miguel Ramos, Omar Sosa y Mauricio Ek.

Omar Antonio Sosa Guillén. Licenciado en arqueología por la Universidad Autónoma de Yucatán, especializado en el estudio de las cerámicas policromas del norte de Yucatán. Trabaja en el Proyecto de Salvamento Arqueológico del Tren Maya.

Iliana Isabel Ancona Aragón. Maestra en arqueología por la UADY y profesora investigadora adscrita al Centro INAH Yucatán. Su área de investigación es el norte de Yucatán y se especializa en el estudio de las cerámicas de las Tierras Bajas mayas.

Manuel Eduardo Pérez Rivas. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH y responsable académico del Proyecto de Salvamento Arqueológico del Tren Maya.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Sosa Guillén, Omar Antonio et al., “Un plato con la representación de un ave de mal augurio en el tramo 3 del Tren Maya”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 111, pp. 82-87.