El nacimiento de Piltzinteuctli

Rafael Tena

Todo lo susodicho fue hecho y creado sin que en ello pongan cuenta de año, sino que fue junto y sin diferencia de tiempo. Y dicen que del primer hombre y mujer que hicieron, como está dicho, nació, cuando estas cosas se comenzaron a hacer, un hijo, al cual dijeron Piltzinteuctli; y porque le faltaba mujer con quien casase, los dioses hicieron de los cabellos de Xochiquétzal una mujer, con la cual fue la primera vez casado. Y esto hecho, todos los cuatro dioses vieron cómo el medio sol que estaba creado alumbraba poco, y dijeron que se hiciese otro medio para que pudiese alumbrar bien toda la tierra; y viendo esto Tezcatlipoca se hizo sol para alumbrar, al cual pintan como nosotros.

Y dicen que lo que vemos no es sino la claridad del sol y no al sol; porque el sol sale a la mañana y viene hasta el mediodía, y de ahí se vuelve al oriente para salir otro día, y que lo que de mediodía hasta el ocaso parece es su claridad y no el sol, y que de noche no anda ni parece.

Así que por ser dios el Tezcatlipoca se hizo sol. Y todos los dioses crearon entonces los gigantes, que eran hombres muy grandes y de tantas fuerzas que arrancaban los árboles con las manos, y comían bellotas de encinas y no otra cosa; los cuales duraron cuanto este sol duró, que fueron 13 veces 52 años, que son 676 años. 

Imagen: Piltzinteuctli. Tonalámatl de los Pochtecas (Códice Féjérvary-Mayer), lám. 5. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces.

Rafael Tena. Maestro en historia por la Universidad Iberoamericana e investigador de tiempo completo en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Su campo de interés académico es la historia, la cultura, la lengua y la literatura de los antiguos nahuas del centro de México.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Tena, Rafael, “Capítulo III. De la creación del sol, y cuántos soles ha habido y lo que cada uno duró, y qué comían los macehuales en tiempo de cada sol, y de los gigantes que hubo”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 114, p. 20.