El principio de los chichimecas

Rafael Tena

Un año después que el sol fue hecho, que fue primero del tercer trece después del diluvio, Camaxtle, uno de los cuatro dioses, fue al octavo cielo y creó cuatro hombres y una mujer por hija, para que diesen guerra y hubiese corazones para el sol y sangre que bebiese. Y, hechos, cayeron en el agua y volviéronse al cielo; y como cayeron y no hubo guerra, el siguiente año, que fue el segundo del tercer trece, el mismo Camaxtle, o por otro nombre Mixcóatl, tomó un bastón y dio con él a una peña, y salieron de ella 400 chichimecas.

Y éste dicen que fue el principio de los chichimecas, a que decimos otomíes, que en lengua de España quiere decir “serranos”; y éstos, como adelante se dirá, eran los pobladores de esta tierra antes que los mexicanos viniesen a la conquistar y poblar. Y en los 11 años siguientes de este tercer trece, el Camaxtle hizo penitencia tomando las púas del maguey y sacándose sangre de la lengua y orejas; y por esto acostumbraban sacarse de los tales lugares con las dichas púas sangre cuando algo pedían a los dioses.

Él hizo esta penitencia por que bajasen los cuatro hijos e hija que había creado en el octavo cielo y matasen a los chichimecas, para que el sol tuviese corazones para comer; y en el deceno año de este tercer trece abajaron los cuatro hijos e hija, y pusiéronse en unos árboles do les daban de comer las águilas.

Imagen: Mixcóatl. Códice Borbónico, lám. 33. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces.

Rafael Tena. Maestro en historia por la Universidad Iberoamericana e investigador de tiempo completo en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Su campo de interés académico es la historia, la cultura, la lengua y la literatura de los antiguos nahuas del centro de México.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Tena, Rafael, “Capítulo VIII. De lo que sucedió después de haber hecho el sol y la luna”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 114, pp. 22-23.