Figurillas femeninas palencanas

María de los Ángeles Flores Jiménez

Figurillas antropomorfas de Palenque

Figurillas femeninas

En estas figurillas parece representarse el simple hecho de ser mujer, que constituía en sí mismo un fenómeno relevante, ya que muy probablemente en ellas recaía la ardua labor de participar activamente en las alianzas, así como el transmitir, conservar y enriquecer los valores y costumbres tradicionales destinados a la educación de los niños y niñas herederos del linaje. Se les representó casi siempre de manera estereotipada, enmarcadas en cuatro vertientes conceptuales muy definidas que, en esencia, muestran una concepción integral del ideal femenino maya. Estas vertientes se orientan a representar a la mujer como la Gran Madre-Abuela mítica o sagrada; en su aspecto más realista, como las grandes señoras representantes de las altas jerarquías; en su aspecto cotidiano, como la mujer-madre, en ocasiones vinculada al auto sacrificio; y en su aspecto de mujer sacerdotisa, dedicada al culto de los antepasados.

Casi todas las figurillas femeninas fueron realizadas en molde o, en menor proporción, con la técnica mixta. Presentaban atributos distintivos asociados a la clase en el poder, como la deformación craneal intencional, los tocados, los peinados y los ornamentos, así como símbolos y emblemas en la cabeza, frente y mejillas.

El peinado, el tocado y el vestuario se portaban en función al rango y atribuciones de las mujeres en determinados momentos. Así, por ejemplo, a las figurillas de mujeres vinculadas a la maternidad generalmente se les representaba regordetas del rostro, serenas o alegres, con un peinado partido al centro con un gran chongo posterior trenzado y alto, o con bandas sobre la cabeza; su vestuario era sencillo y constaba de una manta enrollada sobre o bajo unos senos repletos de leche materna. Las mujeres de las altas jerarquías eran representadas bellas y sonrientes, con símbolos o emblemas sobre la frente; su peinado constaba de un singular flequillo levantado, y el resto del cabello estaba sostenido hacia arriba por bandas y elementos ornamentales como cuentas, así como diademas. Vestían con una larga manta enrollada, ceñida sobre los senos, la cual estaba bordada en el canto frontal que corría de manera diagonal. En ocasiones se cubrían con una larga capa de tela delgada, o adornaban el cuello y los hombros desnudos con collares o pecheras anchas de cuentas y brazaletes en los brazos. Las mujeres relacionadas con aspectos míticos y sagrados, o asociadas a actividades de culto, generalmente tienen un rostro austero y rígido. Adoptan posturas muy formales y en ocasiones se les representa con los antebrazos doblados y con las palmas de las manos al frente, en actitud de veneración.

Llevan el cabello largo y suelto, con un flequillo escalonado al frente que, en ocasiones, se ornamentaba con un sujetador del que salía un mechón de cabello. Estas mujeres muy probablemente se ataviaban con sus mejores galas ceremoniales: una especie de huipil o k’ ub formado por tres tiras largas, unidas y bordadas, sobre el cual se colocaban una pechera o estola ancha circular que cubría el pecho y la espalda.

 

María de los Ángeles Flores Jiménez. Arqueóloga por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Colaboradora desde 1996 en el Proyecto Especial Palenque / Centro INAH Chiapas.

Flores Jiménez, María de los Ángeles, “Figurillas antropomorfas de Palenque”, Arqueología Mexicana, núm. 45, pp. 44-49.

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