Jíkuli y bakánoa, plantas curativas

Marco Vinicio Morales Muñoz

Jíkuli y bakánoa. Representaciones culturales rarámuri sobre las plantas curativas

Jíkuli y bakánoa son plantas que ocupan un lugar particular en las representaciones culturales (Sperber, 2005) rarámuri, sobre todo en las concernientes a los conocimientos y prácticas curativas dentro del proceso de salud, enfermedad y muerte.

Bakánoa (Scirpus cyperaceae) es una especie vegetal que crece en los humedales, arroyos y manantiales localizados en las barrancas sudoccidentales de la Sierra Tarahumara, y Batopilas es una de las zonas en las que se encuentra.

Jíkuli (Lophopora williamsii), por su parte, tiene su hábitat en una amplia región del desierto chihuahuense. Del jíkuli sabemos que la mescalina es el alcaloide psicoactivo principal, pero de bakánoa no tenemos conocimiento, únicamente se sabe que es una de las plantas psicotrópicas más importantes de la Sierra Tarahumara (Bye, 1976).

La recolección de ambas plantas tiene prescripciones rituales similares, que deben seguir los especialistas: tomarlas de determinada manera trazando una cruz en el suelo frente a ellas, así como ofrecerles algunas palabras. Desde el primer momento de contacto con las plantas, las personas entablan una relación de intercambio que se considera recíproca y en la que ambas partes se beneficiarán.

Imagen: Moléame en un ritual de bakánoa. Foto: Marco Vinicio Morales Muñoz.

Marco Vinicio Morales Muñoz. Doctor en antropología por el CIESAS. Investigador del Conacyt, dentro del Programa Cátedras Conacyt, y comisionado al INAH para realizar funciones en el posgrado en antropología social de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.

Morales Muñoz, Marco Vinicio, “Jíkuli y bakánoa. Representaciones culturales rarámuri sobre las plantas curativas”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 58-63.