La división dual en Mesoamérica

Alfredo López Austin

La división dual en la tradición mesoamericana

Según la tradición mesoamericana todo ente en el cosmos está formado por las dos calidades de sustancia, por una parte la fría, húmeda, oscura, débil, inferior, acuosa, nocturna, femenina, etc., y por otra la caliente, seca, luminosa, fuerte, superior, ígnea, diurna, masculina, etc.

El estudio de la dualidad del dios supremo, como una pareja conyugal, tuvo una gran importancia en toda la primera mitad del siglo pasado, pues captó la atención de varios estudiosos de la tradición mesoamericana, entre ellos Seler, Spence, Gamio, Garibay K., Caso, Vaillant, Thompson, Soustelle y León-Portilla, algunos de quienes hicieron notar que la concepción de la divinidad en tales términos estaba relacionada con una taxonomía general del cosmos. Sin embargo, los estudios detallados sobre esta taxonomía general en la tradición mesoamericana se iniciaron en el campo de la etnografía, sobre todo con las investigaciones de Claudia y William Madsen entre los nahuas del sur del Valle de México, en la década de los sesenta. Años después surgió una interesante polémica, iniciada por George Foster, prestigiado antropólogo que afirmó que las oposiciones frío/calor en el campo de la alimentación, la enfermedad y la medicina eran una deformación de las ideas europeas del sistema médico de los cuatro humores. A pesar de la seriedad y la autoridad de las afirmaciones de Foster, la generalidad del sistema de opuestos complementarios expuesto por Madsen y las subsiguientes investigaciones, tanto en el campo de la historia antigua como de la etnografía indígenas, pudieron demostrar que las oposiciones frío/calor en los campos mencionados, lejos de ser una mala comprensión del sistema europeo, pertenecían a una vertiente cultural diferente, mucho más extensa, autónoma y anterior con muchos siglos a la llegada de los europeos. El concepto de oposición complementaria adquiere características regionales de sumo interés en territorio mesoamericano. Por ejemplo, entre los mayas de Quintana Roo se estima que los seres poseen sus características de oposición como un destino, y que esto los convierte en cargadores de fuerzas y capacidades especiales. Así, algunos pueden poseer un destino como carga caliente (cochó cuch), mientras que para otros la carga es fría (zuz y cuch). Hay que recordar que las designaciones caliente/frío se refieren a la naturaleza del ser y no a su calidad térmica.

En la lengua maya yucateca se da al prefijo ahel valor de masculino, pero también de preeminencia, mientras que el prefijo ix-, femenino, lo es de inferioridad, por lo que una mujer de importancia y mando puede ser nombrada con el prefijo masculino. Como en el caso de caliente/frío, la designación no se refiere al género de la persona, sino a su posición social. Entre los zinacantecos predominan como principios organizadores los componentes del par de opuestos b’ankilal/ˀits’nal (hermano mayor/hermano menor).

Imagen: Los dos grupos de opuestos complementarios y algunos ejemplos de pares de oposiciones. Centro. Foto: Archivo Digital de las Colecciones del Museo Nacional de Antropología. INAH-Canon; Izquierda y derecha. Digitalización: Raíces. En la tradición mesoamericana, la figura femenina tiene un papel preponderante en los inicios de los procesos. Figurilla de mujer embarazada. Tlatilco, Estado de México. Preclásico Medio. Museo Nacional de Antropología. Foto: Archivo Digital de las Colecciones del Museo Nacional de Antropología. INAH-Canon.

 

Alfredo López Austin. Doctor en historia por la UNAM. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas (UNAM). Profesor de Posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM).

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

López Austin, Alfredo, “9. La taxonomía y los ciclos”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 69, pp. 56-73.