Las representaciones de la joyería de concha en el Centro de México

Lourdes Suárez

El propósito de este trabajo es dar a conocer la joyería de concha que adorna el atavío de todos los dioses del panteón mexica, su variedad y su belleza; señalar la importancia de la concha en las culturas del Centro de México, en especial en la mexica, y mostrar el papel ideológico y religioso de los ornamentos de concha.

La concha desempeñó un importante papel en la ideología de los pueblos. Su procedencia, el agua, líquido vital para la sobrevivencia del hombre y el desarrollo de su cultura, y su asociación con el mar, le atribuyeron valores mágicos y sobrenaturales derivados de su origen. En el arte, la concha siempre ha ocupado un lugar relevante, tanto como materia prima como en el desarrollo artístico a que da lugar. En la concha hay una representación casi completa de las culturas desaparecidas. La belleza de esta materia prima permite la fabricación de todo tipo de ornamentos, ya que las especies nacaradas, pulidas, brillantes, de distintos colores y tonalidades, diferentes texturas y decoraciones variadas, han dado lugar a una industria específica y a un desarrollo estético en muchas culturas en el mundo, entre las que se encuentran las mesoamericanas. Los objetos manufacturados en concha fueron de tal importancia para los pueblos antiguos de México, en especial para los del Centro, que no sólo se encuentran en abundancia en los contextos arqueológicos, sino que los han representado en sus documentos pintados.

Estos testimonios pintados han permitido preservar las ideas de los pueblos antiguos de Mesoamérica, y forman un acervo importante para el conocimiento de la cultura indígena. A ellos se debe el registro de toda una tradición oral que se inició desde épocas muy antiguas y que culminó en la etapa cercana a la llegada de la cultura europea, especialmente la española. A estas pictografías de nuestros pueblos antiguos las llamamos códices. Tales documentos están casi siempre hechos sobre papel amate, árbol de una larga tradición en México; se hacía, y sigue haciéndose, desprendiendo parte de la corteza del tronco, que se remojaba para después cortarlo en grandes y largas tiras que se golpeaban con un mazo de estrías paralelas. Los códices se preparaban y doblaban en forma de biombo y se pintaba en ambas caras, y se obtenía así un libro en forma de acordeón. Existen otros códices pintados sobre pieles, en lienzos de tela, o bien en papel europeo, cuando éstos se trabajaron después de la llegada de los europeos. Los colores se preparaban usando pigmentos de plantas, animales o tierras, lo que les permitía disponer de una amplia gama de colores. La paleta indígena es variada, brillante y de gran belleza. Entre estas pinturas, la concha ha sido no sólo incluida sino tratada en forma magistral debido, seguramente, a la gran carga simbólica que tiene.

Aunque los códices registran información muy variada: genealogías, conquistas, peregrinaciones, cartas geográficas y otras muchas más, la mayoría de las veces se refieren al registro de la compleja religión y al calendario ritual y astronómico de los mesoamericanos. Para el estudio del material conquiológico ha sido de primordial importancia la consulta de códices como el Borbónico, el Magliabechi, los Primeros Memoriales, el Florentino, el Telleriano-Remensis y el Vaticano A. En este trabajo vamos a ocuparnos de la joyería de concha dibujada en los códices que aparece básicamente adornando a los dioses y sacerdotes que llevan una indumentaria muy rica y compleja. En esta joyería destacan los pectorales, las orejeras, las narigueras, los pendientes, las cuentas y las incrustaciones.

Los pectorales

Los pectorales son elementos decorativos que presentan una o varias perforaciones excéntricas de las cuales se suspenden a la altura del pecho, soportados por hilos o cordones, solos o bien formando parte de otro ornamento en el que se combinan cuentas o pendientes; pero en todos los casos el pectoral ocupa la parte más importante del ornamento. Generalmente son los objetos más grandes y mejor tratados de toda la joyería de concha. Aunque en los contextos arqueológicos de todo el territorio indígena se ha encontrado una gran variedad de pectorales de concha de todos los tamaños y formas, hechos a partir de distintas especies biológicas, con decoraciones esgrafiadas, caladas, en alto o bajo relieve, geométricas, fitomorfas o representando escenas rituales, en los documentos del Altiplano sólo aparecen tres pectorales: el anáhuatl, el ehecacózcatl y el xopilcózcatl.

 

Lourdes Suárez. Arqueóloga por la ENAH, maestra en antropología (especialidad en arqueología) por la UNAM, doctora en antropología por la UNAM. Investigadora emérita en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Se especializa en la investigación etnohistórica de material de concha.

Suárez, Lourdes. “Las representaciones de la joyería de concha en el Centro de México”, Arqueología Mexicana, núm. 161, pp. 50-59.