Quetzalcóatl-Cortés

Manuel A. Hermann Lejarazu

Quetzalcóatl-Cortés: la esperada llegada de un dios según las fuentes históricas

Ciertamente, Cortés jamás dice en este pasaje que él llegó a ser identificado como una deidad o como Quetzalcóatl, pero es claro el mensaje que el conquistador quiere dar al rey de España: ya existía un precedente en las creencias indígenas acerca de su llegada y de su reconocimiento como representante del rey de España. Pero creo que hay que reparar un poco en la situación complicada en la que se encontraba Moctezuma, pues bajo la presión de Cortés, no es aventurado pensar que tal “profecía” venía muy a modo para los intereses españoles.

Por otro lado, aludiendo a una fuente de origen indígena, los textos de los informantes de Sahagún, esta aceptación inmediata de que los españoles eran dioses y que eran los señores esperados por la profecía aparece desde los primeros capítulos de la Historia general o Códice Florentino. En los capítulos 2 y 3, con los que realmente comienza la historia de la conquista, pues el primero sólo enlista a los “Presagios”, se cuenta la experiencia vivida por los calpixques de Moctezuma, los llamados Pínotl, Yaotzin, Teocinyócatl, Cuitlalpítoc, quienes informaron al señor de México:

“Estamos aquí en guarda desta costa. Conviene que sepamos de cierto qué es esto para que llevemos la nueva cierta a Moctezuma”. Entraron luego en las canoas y comenzaron a remar hacia los navíos y cómo llegaron junto a los navíos y vieron los españoles, besaron todas las proas de las canoas en señal de adoración. Pensaron que era el dios Quetzalcóatl que volvía, el cual estaban y están esperando, según parece en la historia deste dios (Sahagún, 1989, II, lib. XII, p. 819).

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que este episodio ocurrió en el año de 1518, por lo que esta entrevista entre los calpixques y los españoles en realidad ocurrió en el viaje de Juan Grijalva, de manera que cualquier español, fuese Cortés, Grijalva o Diego Velásquez, iba a ser inmediatamente identificado como el “gran señor que regresaba” ya fuera por Moctezuma o por cualquier otro tlahtoani. En sí, los trajes o atavíos de las deidades fueron llevados ante quien los reclamase o ante quien se presentase por ellos, pero Cortés no fue definitivamente relacionado con Quetzalcóatl como se ha argumentado, si no hasta el propio Grijalva hubiera sido aderezado o “compuesto” con los atavíos de Quetzalcóatl de haberse quedado en Veracruz.

 

Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el CIESAS-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Hermann Lejarazu, Manuel A., “Quetzalcóatl-Cortés: la esperada llegada de un dios según las fuentes históricas”, Arqueología Mexicana, núm. 167, pp. 86-87.