¿A quién representan los llamados “Indios Verdes”?

En la salida de la avenida Insurgentes norte hacia Pachuca teníamos hasta hace algunos años la presencia de dos enormes esculturas conocidas como “Indios Verdes”. Este nombre que se les aplicó popularmente por el tono que el bronce daba a las dos figuras perduró a lo largo del tiempo, a grado tal que pasados los años quedaron como único referente, lo que provocó que se perdiera el nombre original de los personajes en ellas representados. Las esculturas estuvieron primero en el Paseo de la Reforma en 1890 y se colocaron en la Calzada de la Viga en 1902 para pasar, en 1920, al lugar mencionado al principio, donde permanecieron cerca de 60 años. En 1979 fueron removidos por la construcción de la estación del Metro que lleva su nombre: “Indios Verdes”, y desde 2005 se ubican no lejos de ahí, en el Parque “El Mestizaje”. Veamos cuál fue su historia.

En 1889 se llevó a cabo la Exposición Universal en París, Francia, y la Secretaría de Fomento de México solicitó a Antonio Peñafiel y a Antonio Anza presentar un proyecto del pabellón de nuestro país. El edificio tenía 70 m de largo, 30 de ancho y 14.5 m de alto y se inspiraba, según Peñafiel, en motivos y símbolos de diversas culturas mesoamericanas (Peñafiel, 1889). Se invitó al escultor y pintor Alejandro Casarín Salinas (1842-1907) para que elaborara dos esculturas de bronce de cerca de cuatro metros de altura y un peso aproximado de tres toneladas, las cuales representaban a Itzcóatl y a Ahuítzotl para formar parte de esa conmemoración. Las razones para que hayan sido elegidos el cuarto y octavo tlatoanis mexicas no son claras, ya que Moctezuma y Cuauhtémoc se llevan las palmas, aunque Peñafiel ponderaba especialmente a Itzcóatl porque le correspondió liberar a los mexicas del yugo del señor de Azcapotzalco, lo que ocurrió hacia 1428 d.C., lo que trajo como consecuencia, entre otras cosas, la creación de la Triple Alianza. Por su parte, Ahuítzotl rigió los destinos de Tenochti-tlan entre 1486 y 1502, año este último en que muere y le sucede en el trono Moctezuma II (1502-1520 d.C).

Regresemos a la exposición. Por aquel entonces radicaba en París el artista Jesús F. Contreras, a quien se le encargaron varias esculturas de gobernantes y dioses nahuas para la misma exposición, para la que realizó algunos paneles de bronce en altorrelieve de 3.60 m, de alto por 2.25 m de ancho con las figuras de Itzcóatl, Nezahualcóyotl y Totoquihuatzin, quienes dirigían a cada uno de los pueblos que formaron la Triple Alianza: Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba. También se elaboraron las efigies de Cacama, Cuitláhuac y Cuauhtémoc, defensores denodados que enfrentaron a las huestes de Hernán Cortés. Todas ellas se observan en la fachada principal del pabellón y hay otras piezas más a lo largo de la misma. Sin embargo, en el libro de Peñafiel, traducido al francés y al inglés y por último al español, no se hace referencia a las figuras de los “Indios Verdes” de Casarín, sino a dos enormes imitaciones de Atlantes de Tula, que formaban la puerta que daba paso al interior de un teocalli, tras subir por una escalera que era remembranza de los antiguos accesos a los templos prehispánicos.

La imagen del edificio representativo de nuestro país muestra los elementos a que nos hemos referido y muchos más tomados de diferentes sitios arqueológicos –Teotihuacan, Tula, Xochicalco, Tenochtitlan, etc.–, lo que hace un verdadero collage. Sin embargo, al no haber mención de los “Indios Verdes”, puede pensarse que se decidió no llevarlas a París y dejarlas en México, y su destino fue el Paseo de la Reforma y poco después el de la Viga, como quedó dicho. Tampoco hace alusión al tema Mauricio Tenorio en su libro dedicado a las exposiciones universales, en el cual hay un profundo estudio de los motivos y razones del gobierno porfirista para participar en estos eventos (Tenorio, 1998). Los paneles de Contreras pueden verse hoy día en el “Jardín de la Triple Alianza”, cerca de la esquina de Tacuba y Filomeno Mata de la ciudad de México.

A todo esto, ¿quién era Alejandro Casarín? Se le describe como hombre de aventajada estatura, bien proporcionado y elegante en el vestir, aunque pasó apuros económicos. Fue deportado a Francia con motivo de la intervención francesa, en donde por cierto trabajó con los pintores Corot y Millet. En una ocasión, Casarín se las ingenió para ser invitado a un baile en la corte, para el cual se mandó confeccionar un uniforme que llamó mucho la atención de los invitados, a grado tal que el emperador Napoleón III lo mandó llamar para charlar con él.

El final de nuestro artista está acorde con la manera en que vivió. Resulta que se indignó porque un diplomático francés no rindió honores al lábaro patrio mexicano, y lo retó a duelo; de dicho encuentro resultó vencido y muerto por el galo. Según parece, nuestro artista y ferviente patriota no supo nunca que su contrincante era, ni más ni menos, el mejor espadachín de Francia…

 

Eduardo Matos Moctezuma

 

 

Para leer más…

Peñafiel, Antonio, Explication de L’Edifice Mexicaine à L’Exposition Internationale de Paris, en 1889, Espasa, Barcelona, 1889.

Tenorio Trillo, Mauricio, Artilugio de la nación moderna. México en las exposiciones universales, 1880-1930, fce, México, 1998.

 

Tomado de Eduardo Matos Moctezuma, “¿A quién representan los llamados “Indios Verdes”? Arqueología Mexicana, núm. 129, pp. 86 - 87

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