“Las torres de cráneos” y el tzompantli

Ximena Chávez Balderas, Lorena Vázquez Vallin

Del tzompantli al Templo Mayor

Tal como lo menciona Fray Diego Durán, los cráneos se retiraban del tzompantli y eran sustituidos por nuevos individuos. Después de su exhibición, la mayoría de ellos eran incorporados a las dos torres adosadas a la plataforma de la empalizada, en tanto que otros habrían sido manipulados, transformados y reutilizados en rituales dentro del recinto sagrado.

Tenemos noticia de esas torres en la obra de Andrés de Tapia, quien fuera testigo presencial. El conquistador menciona que “estaba de un cabo e de otro destas vigas dos torres hechas de cal e de cabezas de muertos, sin otra alguna piedra, e los dientes hacia afuera”. Las exploraciones arqueológicas corroboran la existencia de, al menos, una de esas dos estructuras y aportan datos únicos. Por ejemplo, sabemos que los cráneos fueron colocados sobre la plataforma a manera de sillares unidos con argamasa de cal, arena y arcilla, conformando un muro de planta circular. En las hiladas exteriores, es decir, la fachada de la torre, los cráneos fueron colocados con la región facial hacia afuera. Por el contrario, los individuos que fueron dispuestos en el centro de la estructura, se orientaron con el rostro mirando hacia el interior.

De la torre de cráneos se preservan dos etapas constructivas, aunque posiblemente se componía de más. La primera de ellas tiene una altura de 1.60 m y un diámetro de 3.60 m; en cambio, la segunda creció hasta alcanzar los 4.70 m de diámetro. Estas etapas son anteriores a la plataforma visible en las excavaciones arqueológicas, que es la más tardía. Lo anterior nos permite suponer que hay, al menos, otra plataforma enterrada a la que corresponderían los vestigios de la torre en cuestión. Los españoles no se percataron de la existencia de ese elemento arquitectónico, pues estaba sepultado. En cambio, la torre de la época del contacto fue destruida prácticamente en su totalidad, por lo que desconocemos sus dimensiones originales.

 

Ximena Chávez Balderas. Arqueóloga por la ENAH. Maestra en antropología física por la UNAM y la Tulane University. Candidata a doctora por esta última universidad. Bioarqueóloga en el Proyecto Templo Mayor.

Lorena Vázquez Vallin. Pasante de la licenciatura en arqueología por la ENAH. Jefa de campo del Proyecto Guatemala, 24. Investigadora del Programa de Arqueología Urbana del Museo del Templo Mayor.

Chávez Balderas, Ximena, Lorena Vázquez Vallin, “Del tzompantli al Templo Mayor. Reutilización de cráneos en el recinto sagrado de Tenochtitlan”, Arqueología Mexicana, núm. 148, pp. 58-63.

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