Una de las culturas más originales de la época prehispánica es la de los mayas del periodo Clásico (200-900 d.C.). Si bien presentan los rasgos comunes a las sociedades mesoamericanas, los mayas desarrollaron además una serie de elementos culturales distintivos en los campos de la arquitectura, la organización política, la iconografía, la escritura y el calendario. Aunque la cultura maya es bastante más antigua a esta época de esplendor e incluso perduró después del abandono de las ciudades del Clásico, lo cierto es que algunos rasgos, especialmente el uso de un sistema de cómputo del tiempo particular y la profusa utilización de monumentos con inscripciones jeroglíficas, son específicos de los grupos de esta época. Junto a la elaboración de extensos textos, se llevaba el registro del transcurso del tiempo en un sistema llamado de cuenta larga. Éste se distingue del resto de los calendarios mesoamericanos porque a diferencia de éstos, esencialmente de carácter cíclico –una combinación específica se repetía cada 52 años–, permitía fijar un día determinado a partir de un punto de origen.
Los principales sitios eran auténticos centros urbanos, con núcleos de construcciones monumentales en los que se desarrollaban las actividades cívico-ceremoniales y extensas áreas de habitación para la gente común. En buena medida su apogeo derivó de una eficiente explotación del medio y de la existencia de una red de relaciones comerciales, tanto entre los sitios de la región como con los de otras zonas mesoamericanas.
Las inscripciones jeroglíficas reflejan una intrincada red de relaciones, y en ellas se encuentra información sobre matrimonios entre miembros de la realeza de distintas ciudades y sobre el establecimiento de alianzas políticas. Un tema constante era la guerra; las alusiones a batallas, a toma de prisioneros y a otros eventos de carácter militar eran tan numerosas, que no es aventurado suponer que éste habría sido uno de los factores que, en combinación con otros, habría llevado al colapso del Clásico maya.
Tomado de Enrique Vela, Arqueología Mexicana, Especial 34, Culturas prehispánicas de México.