La amplia difusión de los calendarios con características y estructura semejantes –desde los pueblos del norte de México hasta Honduras, con diferentes lenguas– nos hace pensar que estos calendarios son muy antiguos; tal vez datan de ca. 2000- 1000 a. C., época de las primeras aldeas. Los calendarios de 260 días estuvieron vigentes desde 600 a. C. hasta 1580 d. C. En las estelas 12 y 13 de la capital zapoteca se encuentra una de las evidencias más antiguas del uso del calendario de 260 días y del ciclo de 52 años. En la Estela 12 se observa el signo del año y el portador del año 4M.
Tomado de Joyce Marcus, “Los calendarios prehispánicos”, Arqueología Mexicana, núm. 41, pp. 12-19.