Serpientes gigantes y héroes fundadores

Lo que guardan los libros antiguos

Por: Manuel A. Hermann Lejarazu

 

En las Relaciones geográficas del siglo XVI se encuentran diversas descripciones sobre la existencia de serpientes gigantes en tiempos primordiales o en épocas anteriores a la fundación de diversos señoríos. Gracias a la determinación de valientes guerreros que mataron a estas serpientes, se lograron crear las primeras comunidades o asentamientos en donde el héroe fundador o el gobernante originario se constituye como el creador de una nueva era.

Así, en la Mixteca Baja se registró un antiguo relato que explicaba el origen del topónimo, así como la gesta heroica del personaje protagónico:

El dicho pueblo de Petlaltzingo, quiere decir 'lugar de esteras'… La razón por la que se le puso este nombre, dicen, que es porque, en un cerro que está al día de hoy adjunto al asiento del pueblo, moraba antiguamente una culebra de tan increíble grandor, que dicen que con su cuerpo rodeaba todo el cerro, y sobraba mucho cuerpo más, que se enroscaba uno sobre otro. Y esta culebra tenía el cuerpo pintado a forma de estera y, por eso, la llamaban “culebra de estera, o esterada”; la cual culebra cuentan que era velocísima y que se comía cuantas personas veía, que tenía despoblada toda la comarca… Y según las pinturas de los dichos indios de Petlaltzingo, dicen que un hombre valeroso y gran guerrero, que había discurrido muchas provincias, vino con gente de guerra con gana de poblar este asiento de Petlaltzingo, se puso en celada, aguardando a que esta culebra saliese de su cueva. Y, desde un cerro que está frontero del dicho cerro donde la culebra vivía, casi a un cuarto de legua, la apuntó con su arco y flechas, y la mató. Y pobló allí con la gente que traía y, del nombre de la dicha culebra, que era petlalcóatl, llamó a su población Petlaltzingo… (Acuña, 1985, t. II, p. 48).

O bien, lo que registra la Relación geográfica de Coatepec, antigua cabecera vecina de Chimalhuacán y Chicoloapan (al oriente de la Ciudad de México), sobre tres caciques hermanos de nombres Totomihua Chichimécatl, Aculhua y Acatonal que se asentaron en un lugar donde se encontraba una serpiente gigante:

Y en esta parte, dicen los viejos, que estos caciques hallaron un cerro mediano, pelado, que se parece el día de hoy, que tiene diez estados de altor, poco más o menos, y cuarenta brazas de ruedo en cuadra. Y, según los viejos antiguos y parece por sus pinturas, que, encima del dicho cerro, estaba una culebra grande y blanca de cinco brazas de grueso, poco más o menos, y, de largo, seis brazas, que tenía cascabel como víbora, la cual estaba viva y enroscada sobre el dicho cerro. Y por las pinturas parece que, después de haberse fundado este pueblo, la dicha culebra desapareció. Y los dichos tres caciques y su gente, para su conmemoración, hicieron y labraron una culebra de piedra semejante a la que habían hallado, del grueso y largor que de uso se refiere, la cual parece hoy en día a un lado del dicho cerro. Y, por esta razón, le pusieron a este pueblo el nombre de Coatepec, que quiere decir 'cerro' y 'culebra'” (Acuña, 1985, t. I, p. 133).

Según vemos en los relatos, estas enormes serpientes no solamente motivaron la creación de un topónimo o la fundación de un pueblo, sino también reflejan una profunda tradición mesoamericana sobre el importante papel de los ofidios en los orígenes del mundo. Recordemos que entre los mayas existe la figura del reptil celeste que fue responsable de una gran inundación en los inicios del tiempo. Se trata, en sí, de un ser que se compone de elementos serpentinos o cocodrilianos, suele tener patas de venado y en el cuerpo están representados glifos astrales y planetarios. Por estas características se le denomina Cocodrilo Venado Estelar, Monstruo Cósmico o Dragón del Diluvio (Velásquez García, 2002; García Barrios, 2023).