Eric Taladoire, Rosario Acosta Nieva
Entre las piezas prehispánicas registradas por Fuzier durante su estancia en México se encuentra un grupo de 22 piezas huastecas, de las cuales se puede precisar en muchos casos su procedencia. Además, la identificación de varias piezas permite, en ciertos casos, obtener información sobre su ubicación actual.
In memoriam Lorenzo Ochoa Salas, Guy Stresser-Péan
Jean-Baptiste Fuzier, doctor oficial del ejército francés durante la intervención, consagró su tiempo libre al registro de piezas prehispánicas, dejándonos un testimonio precioso sobre la arqueología de México en 1860. Resultaría redundante presentar nuevamente al personaje, pues ya ha sido objeto de dos artículos en esta misma publicación (Arqueología Mexicana, núms. 98 y 104).
Gran parte de la muestra registrada corresponde a la región de Veracruz y Campeche. Las piezas huastecas, aunque menos numerosas, resultan extremadamente interesantes, tanto por su calidad como por la posibilidad de trazar el paradero actual de la mayoría de ellas. En efecto, en comparación con los 205 objetos veracruzanos y 73 campechanos, las 22 piezas huastecas representan un porcentaje reducido. La colección de éstas se compone entonces de ocho esculturas, tres vasijas de cerámica, seis figurillas, una ocarina, dos hachas y dos sellos.
Esta escasez se debe a que Fuzier pasó muy poco tiempo en Tampico, donde acompañaba, en 1864, la tristemente famosa contraguerrilla francesa del coronel Dupin. Dadas las circunstancias tuvo que adaptar su metodología, pues en lugar de dedicarse a la búsqueda intensiva como lo hizo en Veracruz, el tiempo sólo le permitió aprovechar el acceso que le brindaron las personalidades locales a sus colecciones. Esto explica ciertas imprecisiones en sus escritos; por ejemplo: sólo menciona una escultura que representa a un guerrero, la cual no tuvo tiempo de dibujar, y registra bajo el número 64 dos piezas distintas. La cantidad de dibujos también se vio reducida, pues a diferencia de la mayoría de los objetos de Veracruz y de Campeche, que cuentan cada uno con una representación de frente y de perfil, sólo cuatro piezas de la Huasteca están ilustradas así.
En su manuscrito consignó casi todos los nombres de los coleccionistas. Por ello sabemos que el señor S. Gutiérrez y Victory (?-1896), un negociante español, le facilitó las piezas 12, 13, 14, 15, 21, 22 y tal vez la 16. Éstas corresponden principalmente a objetos menores, figurillas, hachas y sellos. Ese mismo personaje donó posteriormente 324 piezas prehispánicas a los museos franceses de Auch y Annecy (Mongne, 1988).
Otro coleccionista sobresaliente es el señor Cándido Ramos, porque las piezas 4, 6, 7 y 8 que figuraban en su colección son fragmentos de esculturas y no objetos pequeños. Fuzier señala que las dibujó en un patio, lo que coincide con las indicaciones de Seler (1904), quien afirma que Cándido Ramos era dueño del Hotel Comercio, en cuyo patio se encontraban las esculturas. Desgraciadamente, no se sabe casi nada de otro negociante, un tal Issari o Issasi, que donó la pieza 5 (sin dibujo).
Taladoire, Eric, y Rosario Acosta Nieva, “Datos inéditos sobre la arqueología de la Huasteca. Documentos antiguos, nuevas aportaciones…”, Tomado de Arqueología Mexicana núm. 111, pp. 72-75.
• Eric Taladoire. Profesor de arqueología prehispánica en la Universidad de Paris 1, Panthéon-Sorbonne, y miembro de la UMR 8096, Arqueología de las Américas.
• Rosario Acosta Nieva. Doctora en arqueología prehispánica por la Universidad de Paris 1, Panthéon-Sorbonne, especializada en arqueología funeraria. Ha explorado varias partes de México.
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