Dos culturas, la mixteca y la zapoteca, dominaron, y de hecho aún lo hacen, el panorama cultural de Oaxaca. Sin embargo, en esta región han coexistido desde tiempos remotos hasta la actualidad un gran número de grupos étnicos.
La amplia, diversa y accidentada geografía de la región contribuyó al surgimiento de varias culturas locales, las que gracias a un sistema regional de intercambio de bienes y materias primas mantuvieron entre sí un constante contacto, que a la larga favoreció la influencia mutua. Oaxaca es una de las zonas en que se ha documentado la transición de grupos de cazadores recolectores a agricultores sedentarios, ya que se encontraron evidencias de la domesticación de plantas como la calabaza. A partir de 1500 a. C., la vida sedentaria y la agricultura fueron prácticas comunes. Desde épocas tempranas, en Oaxaca se desarrollaron poblaciones de buen tamaño y compleja organización interna, muchas de ellas situadas en posiciones defensivas. Monte Albán no sólo fue la primera ciudad en surgir, sino que llegó a ser la más grande y a controlar una amplia región. La caída de Monte Albán y de otros grandes centros urbanos provocó en el Posclásico (900-1521 d. C.) el florecimiento de un buen número de ciudades-Estado que controlaban unidades formadas por varios pueblos, en regiones menos amplias.
Tomado de Vela y Solanes, Arqueología Mexicana, Especial 5, Atlas del México prehispánico.