Plazuela de Guardiola. Por mucho tiempo fue uno de los puntos de acceso favoritos a la Ciudad de México; aquí recibió Agustín de Iturbide las llaves de la ciudad en septiembre de 1821.
Torre Latinoamericana. Se construyó sobre lo que fueran los terrenos en que se ubicaba el Convento de San Francisco, uno de los más grandes y suntuosos de la Nueva España. La torre fue construida entre 1950 y 1957 para la compañía de seguros La Latinoamericana. Con sus 42 pisos fue, en ese entonces, el edificio más alto de la ciudad. También es notable porque en su construcción se utilizaron novedosas soluciones arquitectónicas para la mejor adaptación a las condiciones del suelo. Ahora la torre alberga oficinas y comercios, y cuenta con un mirador que permite disfrutar de extraordinarias vistas de la ciudad, el Museo del Bicentenario y el Museo de la Torre a través de los Siglos.
Casa de los Azulejos. Este extraordinario edificio fue la Casa de los Condes del Valle de Orizaba; los característicos azulejos que le dan nombre fueron colocados en 1737. Fue la residencia de los condes hasta 1828, y en 1881 se convirtió en sede del Jockey Club. A principios del siglo XX aquí se instaló el restaurante Sanborns. No sólo sus exteriores son únicos; la disposición de los espacios en su interior muestra claramente las características de las casas señoriales del virreinato. En el vano de la escalera se encuentra un mural de José Clemente Orozco pintado en 1925.
San Francisco y Capilla de la Virgen de Balvanera. El templo perteneció al conjunto conventual de San Francisco y lo que se conserva fue construido alrededor de 1769. La Capilla de Balvanera formó parte de la iglesia y cuenta con una notable fachada de estilo barroco.
Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús. Fue construido entre 1886 y 1897, y está dedicado al primer santo mexicano. Se distingue de la mayoría de las iglesias del Centro Histórico por su estilo arquitectónico.
Madero 14. En este lugar estuvo, a principios del siglo XX, la Librería de la Viuda de Bouret.
Palacio de Iturbide. Esta monumental casa señorial, que se comenzó a construir en 1779, es considerada uno de los grandes ejemplos de los palacios del virreinato. En un principio perteneció al marqués de Jaral de Berrio. Se le conoce con ese nombre ya que aquí residió, entre 1821 y 1823, Agustín de Iturbide. La fachada es extraordinaria, posee una rica y compleja decoración y los interiores no desmerecen. Ahora se le conoce como Palacio de Cultura de Citibanamex y es sede de relevantes exposiciones de arte mexicano.