Eduardo Suárez García
“Aluxes los nombraron […] Dicen que viven en la milpa. Voces cuentan que están en el monte. Rumores, que habitan el cenote […] Aún están ahí. Siguen cuidando. Siguen jugando. Siguen siendo traviesos. Están ahí”, (Adame, 2019). La historia oral maya recoge, entre otras criaturas míticas, a los aluxes, seres que protegen los cultivos, pero también la selva maya y los sitios arqueológicos que esta resguarda en su follaje.
Precisamente, un último aspecto destacado por los especialistas que llevan adelante los trabajos del Promeza o participan en la construcción de los Centros de Atención a Visitantes (Catvis) en diversas zonas arqueológicas próximas a la ruta ferroviaria, es el respeto que la infraestructura debe asegurar a los paisajes bioculturales en los que estará inserta, muchos de los cuales están reconocidos como Patrimonio Mundial, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Ejemplo de lo anterior es el Catvi de Palenque, uno de los más avanzados en su edificación, el cual suma implementos de sustentabilidad llamados a replicarse en otras unidades de servicios, entre ellos, la instalación de plantas de tratamiento de agua, pasos de fauna y mínimos impactos de luminosidad, sonido e instalaciones eléctricas que puedan representar algún riesgo para la biodiversidad circundante.
De acuerdo con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, se ha cuidado que los diseños arquitectónicos de los Catvis o de las estaciones del Tren Maya, armonicen con su entorno e, incluso, rindan homenaje a la historia regional, por ejemplo, evocando la extracción tradicional de chicle de chicozapote en la estación Escárcega, o simulando colosales y simétricas teselas verdes que recuerdan a la máscara funeraria del rey K’inich Janaab' Pakal, en la estación Palenque.
Cabe mencionar que cuando un turista recorra con atención algunas de las estaciones del Tren Maya o de los Catvis, podrá reconocer a uno o más aluxes, nombre que tradicionalmente se da también a pequeños basamentos piramidales o ‘casitas’, erigidas por tradición antes de comenzar alguna obra constructiva, para que estas traviesas entidades míticas permitan el avance de las obras.
La finalidad de estas minúsculas construcciones no es que, literalmente, sirvan como vivienda a los aluxes, seres que, de acuerdo con las leyendas populares mayas, son de corta estatura, sino que representen una ofrenda, un pedimento para obtener su venia y prometerles una mínima intervención al medio natural que celosamente vigilan.
Imagen: Al lado de las obras de los Catvis, los operarios edifican aluxes ( a la derecha de la imagen), que son pequeños basamentos piramidales para solicitar la venia de esos seres mitológicos homónimos. Foto: Mauricio Marat, INAH.
Para leer más…
Adame, Aldo, Historias de aluxes, INPI, 2019.
Boletines de prensa del Instituto Nacional de Antropología e Historia: 525 y 621, 2021; 181, 2022.
Boletines de prensa del Fondo Nacional de Fomento al Turismo: 43 y 57, 2021; 01, 2022.
Eduardo Suárez García. Licenciado en Comunicación por la FES Acatlán, especializado en periodismo cultural. Reportero de la Coordinación Nacional de Difusión del INAH desde 2016.