Alfredo López Austin (1936-2021)

Eduardo Matos Moctezuma

Nada resulta más doloroso que tomar la pluma para escribir acerca del amigo que se ha ido. Doloroso pero necesario, pues a través de las palabras podemos expresar nuestros sentimientos y hacer patente la gratitud para quien es uno de los grandes investigadores del pasado y del presente de nuestro país. Alfredo López Austin deja un legado enorme por medio de sus libros y artículos, que mucho nos ilustran sobre aquel pasado que trajo hasta nosotros. Tres eran las fuentes en que el Maestro acudía en sus estudios: la arqueología, de la que era profundo conocedor; las fuentes históricas, que manejaba con singular destreza, como son códices, crónicas y lienzos, y el pensamiento indígena, que prevalece hasta hoy día. A través de la cátedra fue guía que supo enseñar el camino a muchas generaciones de estudiantes, y para quienes ya no tendrán la fortuna de escucharlo allí quedan sus escritos, que son fuente de sabiduría.

Hombre generoso y sencillo, atendía a todo aquel que se acercaba para recibir un consejo, una aclaración, una directriz que abriera puertas promisorias a sus inquietudes. Al mismo tiempo, era crítico severo que no imponía sus ideas pero trataba de persuadir a su interlocutor para hacerle ver algún error que había que enmendar. ¡Cómo me hubiera gustado estar presente en las discusiones entre él y Leonardo sobre algún tema que les llevaba a acudir al conocimiento de cada una de las especialidades –historiador el primero, arqueólogo el segundo–, y que culminaban en bien de la investigación…!

Defensor de las mejores causas, Alfredo no se detenía cuando era necesario tomar la palabra y hacer ver su verdad. Sé que mucho le dolía la situación por la que pasaba el país y de ella se expresó en su momento. ¡Cuánta falta nos va a hacer su pensamiento lúcido en los momentos difíciles por los que atravesamos…!

Termino con aquella frase que expresé en el homenaje que le rindieron la UNAM y el INAH y que pienso resume una vida dedicada a la investigación: “Del saber ha hecho su razón de ser…”

Hasta luego querido amigo.

Imagen: Alfredo en el Tlalocan. Ilustración: © Teresa Irene.

 

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Matos Moctezuma, Eduardo, “Alfredo López Austin (1936-2021)”,  Arqueología Mexicana, núm. 171, p. 10.