Año 1 ácatl, “1 caña”(1519). Un encuentro de dos epistemes III

Patrick Johansson

(Tercera de tres partes)

Yuh quimati noyollo, “así lo sabe (siente) mi corazón”: la reflexión

El pensamiento indígena no favorecía la abstracción reflexiva y la subsecuente elucubración conceptual como eje de su conocimiento. Los antiguos nahuas consideraban el corazón como un lugar predilecto de la reflexión. Las expresiones “conversar con su corazón” (ne) yolnonotza, “ llegarle (respecto de algo) al corazón” (yolmaxiltía) o más sencillamente “hacer uso del corazón”(yolloa), sugieren que el corazón fungía como un “procesador” de las ideas. Por muy lógico y racional que fuera el cuestionamiento reflexivo, el pensamiento indígena lo concebía como un diálogo entre el intelecto y la sensibilidad, entre la mente y el corazón. Reflexionar era dialogar con su corazón, neyolnonotza, es decir, en este contexto, fundir la argumentación intelectualmente configurada en el crisol de la sensibilidad.

Omeyolloa, “se parte en (o se hace) dos el corazón”: la duda

La connotación de la palabra náhuatl que refiere el concepto de “duda”, omeyolloa, literalmente “hacerse dos el corazón” o “dividirse en dos el corazón”, revela la diferencia que puede haber entre la convicción plena que nace de una intuición cognitivoafectiva única sin otra opción que se le oponga, y una división que genera la incertidumbre, el malestar, una ruptura entre el mundo y el conocimiento que el hombre tiene de él. La duda que se apoderó de Motecuhzoma frente a lo que sucedía resultó fatal.

Oralidad y escritura alfabética

El alfabeto era un componente esencial de la episteme occidental. Permitió la conservación de testimonios y textos indígenas en su versión original, pero tuvo repercusiones en la mentalidad autóctona. En su cuerpo alfabético, la lengua y el discurso pasaron de un universo acústico hiperestésico (con una sensibilidad exacerbada) a un universo visual relativamente indiferente y distante. El hablante nativo estaba siempre profundamente implicado en una experiencia auditiva-táctil, linguüísticamente vivida. La escritura alfabética alteró la asociación original de la palabra con el sonido, haciendo de ella un objeto en el espacio, y estableció una nueva relación sensorial del hablante-lector con su lengua.

La escritura alfabética y la pictografía

El saber se configuraba también en imágenes, generando asimismo aspectos determinantes del raciocinio indígena. La pictografía, el simbolismo ideográfico y la mediación fonética se conjugaban con el tamaño, el trazo, la posición, los colores, la tensión espacial de las formas sobre el papel o la fibra y su composición, para generar un sentido sensible en parte subliminal e ilegible, si bien inteligible mediante la mirada. Existía un discurso pictórico, paralelo al discurso oral, que tenía su expresividad propia. En este contexto, la “lectura” era ante todo una visión de hechos y acontecimientos que no pasaba necesariamente por el embudo de una expresión verbal.

El bien y el mal

La dicotomía conceptual europea bien/mal, en su contexto religioso y más generalmente axiológico, fue asimilada con dificultad por los indígenas, para quienes el mundo era como era, es decir bueno, cualli, sin que hubiera una noción de “mal” que se le opusiera en términos dicotómicos. La locución amo cualli, literalmente “no bueno”, fue acuñada neológicamente para el mal y su encarnación cristiana, el Diablo, ente referido a partir de entonces y hasta nuestros días como el amo cualli. Asimismo, el “pecado” (tlah-tlacolli) y las nociones afines de “libre-albedrío” y de “responsabilidad individual”, son neologismos que fueron insinuados por los frailes en el pensamiento indígena. Los paradigmas conceptuales que conformaban las epistemes europea e indígena respectivamente, en el momento del contacto, son innumerables. Los que aquí se evocaron son tan sólo ejemplos de maneras distintas de pensar, sentir y ser, las cuales tuvieron una incidencia decisiva sobre la actitud de los beligerantes, y una vez la paz recobrada, sobre el proceso de integración de dos mundos en uno.

 

Patrick Johansson K. Doctor en letras por la Universidad de París (Sorbona). Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas y profesor de literaturas prehispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, ambos en la UNAM.

Johansson K., Patrick, “Año 1 ácatl, “1 caña”(1519). Un encuentro de dos epistemes”, Arqueología Mexicana, núm. 159, pp. 13-17.

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