Knórozov, o de “¿Cómo puedes mirar el Neva?”
En 1911, los padres de Knórozov se mudaron de Petrogrado a Járkov. La Rusia que despertaba al siglo transitaba del simbolismo hacia el futurismo y el formalismo, entre cuyos escritores despuntaron Anna Ajmátova (el nombre de uno de sus poemas aparece en el título de este artículo), madre de Lev Gumilyov, a través de quien Knórozov se acercó a la poesía.
Tiempos marcados por la Primera Guerra Mundial, la revolución de octubre y la guerra civil en Rusia que culminó en 1922; pero también de Ulises de James Joyce, Nosferatu de F.W. Murnau y el descubrimiento de la tumba de Tutankamón por Howard Carter.
Cuando Alemania invadió Polonia en 1939 y repartió el territorio con la Unión Soviética, Knórozov ingresó a la Universidad Estatal de Járkov para estudiar historia. Aunque Stalin había pactado con los nazis, dos años después éstos avanzaron sobre Moscú.
El Ejército Rojo los contuvo y se rindieron a principios de 1943. Knórozov intentó alistarse en el ejército, pero no lo aceptaron por su precaria salud. Buscó refugio en la finca familiar con su madre y hermana, hasta que consiguieron abandonar la región para dirigirse a Moscú.
Esta historia dista mucho del mito construido por Michael D. Coe, perpetuado como tradición oral, quien lo presentó como artillero durante el asalto a Berlín en mayo de 1945, cuando de repente, al toparse con la Biblioteca Nacional en llamas, decidió ingresar para rescatar algún libro y el sino puso en sus manos Códices mayas: el arcano devenir de la esfera celeste alineó los astros para hilvanar su destino. Galina Ershova, su biógrafa, anotó que hasta 1944 fue reclutado como no combatiente, destinado a la escuela de suboficiales y luego como telefonista en el regimiento de artillería.
Imagen: El protagonista de la escena es el dios M de los mercaderes y del comercio, Ik’ Chuwaaj (en lenguas cholanas) o Éek’ Chuwaaj (en yucateco), quien camina con su típico bastón de viajero y lleva sobre la espalda la misma carga que la diosa U’ Ixik: ‘alimento’, expresado a través del tamal/ tortilla (waaj) y del agua (ha’). Del augurio sólo puede leerse yat[aa]l, ‘es su pago’, o quizá yatan, ‘su esposa’. Códice de Dresde, p. 16b. Lectura de Erik Velásquez García.
Daniel Juárez Cossío. Arqueólogo por la ENAH, con estudios de maestría en conservación y restauración de bienes culturales inmuebles por la ENCRYM. Ha realizado investigaciones en diversos sitios del área maya, como Yaxchilán, Bonampak, Palenque, Pomoná y Moral-Reforma, y en sitios de Querétaro, la Huasteca, Guanajuato e incluso en Río Azul y Kaminaljuyú, Guatemala. Curador del acervo maya del MNA y profesor de la ENCRYM.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Juárez Cossío, Daniel, “Knórozov, o de “¿Cómo puedes mirar el Neva?”, Arqueología Mexicana, núm. 177, pp. 34-37.