Conservar para revivir a Leopoldo Batres
A finales de 1986 ingresé al Centro INAH Morelos invitada por los arqueólogos Norberto González Crespo y Silvia Garza Tarazona. Durante 31 años tuve el privilegio de restaurar y conocer registros parroquiales, recetarios de cocina, cancioneros, títulos primordiales, mapas y planos.
Me sorprendí cuando me contaron sobre un pequeño archivo de Leopoldo Batres resguardado en casa de mis tías. Al iniciar nuevas y enormes labores en Xochicalco, Norberto me pidió revisar lo guardado sobre el “Cerro de las Flores”; se lo solicité a mi tía Lola, lo aceptó con gusto y sobrevino lo inesperado: olvidó los añejos documentos en el coche de alquiler. Deploré junto a ella la pérdida y comenzó a enseñarme otros materiales en calidad de préstamo, cada imagen, cada escrito, salpimentado con sus recuerdos.
Dicen que “al que al buen árbol se arrima buena sombra le cobija” y la sombra de un lejano y desconocido bisabuelo me ampara desde esos días. Ante el encuentro del ancestro me topé con la leyenda negra que lo ha envuelto por más de 100 años. Amigos y maestros compartieron libros y artículos para guiarme sobre la historia de la antropología en el transcurso del rico siglo XIX e inicios del XX.
Poco a poco fui ordenando el caos en los documentos personales y oficiales, revisé antiguas noticias de la prensa y azorada contemplé las fotografías. Decidí entonces que debía de exponer al “arqueólogo del porfiriato”.
Imagen: Batres durante la expedición en Tlalixcoyan, Veracruz, 1911. Publicó las noticias de sus hallazgos en la prensa nacional y local. Foto: Archivo Batres.
Elvira Pruneda. Restauradora de material gráfico del Centro INAH Morelos de 1986 a 2018. En 2000 recibió en custodia el Acervo Leopoldo Batres (1852-1926). Estudió la maestría en historia en el CIDEHM.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Pruneda, Elvira, “Conservar para revivir a Leopoldo Batres”, Arqueología Mexicana, núm. 177, pp. 60-65.