Los personajes del mito

Alfredo López Austin

Introducción

Era una gozosa preparación. Había recibido una invitación para presentarme en mi tierra natal, Ciudad Juárez, a participar con una conferencia durante la Feria del Libro de la Frontera. Se me había asignado el sábado 23 de mayo de 2020; en esa fecha, a las seis de la tarde, me dirigiría a mis paisanos para charlar sobre los personajes míticos de la narrativa mesoamericana. Con toda calma y demasiada antelación inicié el escrito que leería en su momento.

Seguiría un simple esquema de cinco ejemplos de clases de personajes, una introducción y un cierre de conclusiones. Así las cosas, el borrador ya estaba concluido para la segunda semana de marzo, días en que alcancé a festejar con mi familia y mis alumnos el cumplimiento de los 84 años. Vino entonces el gran vuelco de los acontecimientos. Se tomó conciencia de que el covid-19 ya se extendía en el país. La gravedad exigió medidas drásticas. Las autoridades universitarias dictaron estrictas instrucciones: no debíamos presentarnos en nuestros centros de adscripción.

Nos pidieron que nos guardáramos en nuestros domicilios para impedir el riesgo de ser infectados e infectar con el virus invasor. Tendríamos que ingeniarnos para seguir en contacto con los estudiantes por medios electrónicos, según los alcances mayores o menores que cada uno tuviera de los recursos técnicos.

No tardó mucho en llegar la comunicación oficial de los organizadores de la Feria del Libro, avisando que la celebración se posponía. Quedé así en mi retiro con la frustrada ilusión de viaje y conferencia, con mis esperanzas malogradas de charlar con familiares y amigos a quienes había anunciado mi visita, y con el borrador que no había recibido siquiera la lectura de revisión final. Me resistí a guardar el escrito en el cajón de proyectos fallidos y juzgué que los planes podían cambiarse favorablemente si decidía transformarlo en un artículo dirigido a un público más amplio. La solución era aprovechar la reclusión obligada por la prudencia sanitaria y ponerme a redactar más ejemplos de personajes míticos hasta alcanzar las dimensiones adecuadas del texto. Con esto, mis lectores serían los habituales de la revista Arqueología Mexicana, y la dedicatoria del trabajo final seguiría siendo a mis paisanos de Ciudad Juárez, a quienes imagino ahora en otro contexto de recepción de la plática.

Las introducciones no deben ser recipientes de datos biográficos, sino de explicaciones para una mejor comprensión de la lectura. La gravedad del actual cambio de nuestros hábitos cotidianos justifica, tal vez, las palabras anteriores; pero debo abordar otros asuntos: los argumentos de justificación del tema elegido. ¿Por qué juzgo conveniente referirme a los personajes propios de una forma particular de textualidad? ¿Qué intereses compartidos puedo esperar en los lectores sobre un aspecto de la narrativa mitológica? Juzgo que nos pueden ser comunes razones poderosas en torno a los asuntos relativos al mito. Pueden mencionarse, al menos, las de naturaleza histórica, hedonística y política.

Ante la desviante ambigüedad de la palabra mito, es necesario centrarnos en el carácter cultural del mito como una de las creaciones humanas fundamentales. No es posible entender la historia de nuestra especie si mantenemos las absurdas y antiquísimas calificaciones del mito como expresión prelógica y primitiva. Es necesario estudiarlo analíticamente, de preferencia a partir de enfoques específicos de las diversas tradiciones culturales, para justipreciar su papel y su importancia en el devenir del pensamiento humano. Este mismo análisis es indispensable desde el punto de vista hedonístico. Si nuestro deleite literario es grande frente a los relatos míticos, el placer de la lectura se potenciará al penetrar en las entrañas lógicas y estéticas de su producción. El relato podrá entonces conducirnos a las diversas concepciones del mundo, al entendimiento de armonías desconocidas del pensamiento humano.

Por último –y este aspecto es fundamental en nuestro continente–, el estudio de la naturaleza del mito es un arma frente a las arremetidas ideológicas en contra de las minorías culturales. El gran capital, con sus más disímbolas máscaras, no ceja en su intento de apoderarse de los recursos materiales y de las conciencias de poblaciones a las que ha expoliado secularmente. Uno de los argumentos del gran capital ha sido el supuesto primitivismo de dichas minorías, que en gran parte se funda en la negación de los valores conceptuales del otro. La idea dominante de que el mito ajeno es falso pretende usarse en contra de las sociedades que es conveniente calificar como infantiles. Por su infantilismo –deduce– deben ser conducidas, protegidas paternalmente, enseñadas a aceptar que su forma de vida ya no es la adecuada en el orden mundial. Así razona –y miente, y expolia– el gran capital.

Ciudad de México, 10 de abril de 2020

 

Alfredo López Austin. Doctor en historia. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

López Austin, Alfredo, “Los personajes del mito. Introducción”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 92, p. 8.