La rivalidad entre purépechas y mexicas

Al no aliarse facilitaron la invasión europea

Tzintzuntzan era el centro político y religioso de los tarascos, controlaba una amplia región que abarcaba casi todo el actual estado de Michoacán y partes de los de Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Querétaro y México. Aunque poco se sabe de su origen, se piensa que es un grupo que se desarrollo en Mesoamérica tardíamente, ya que su predominio se dio a partir del siglo XIII d.C.

Para el historiador Carlos Paredes Martínez.  “Eran guerreros desafiantes que también tenían enfrentamientos en el sur de Jalisco contra los chichimecas, y en la parte del río Balsas. Estaban en un momento de conquista, y los mexicas consideraron una afrenta su incursión a la zona de Jilotepec, en lo que hoy es el Estado de México. Creo que su organización y táctica militar fueron determinantes para impedir la invasión de la Triple Alianza en esta región”.

Los guerreros del irecha o calzonci (rey) Tzitzipandácuare derrotaron a los de Axayácatl en 1477, y los de Zangua a los de Moctezuma II en 1517. Ambas batallas se libraron en el límite de los dominios de los mexica: el oriente de Michoacán debido a que el corredor del río Lerma era estratégico por su conexión con el valle de Toluca, el norte de Michoacán y otras áreas y grupos culturales.

Comitivas infructuosas

Carlos Paredes Martínez coincide con el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos, en que Moctezuma II envío obsequios a Hernán Cortés como medio disuasivo, al mismo tiempo buscaba fortalecer sus filas por si los españoles porfiaban en su avance. Tres comitivas salieron de Tenochtitlan hacia tierras purépechas para pactar alianzas en contra de los españoles: la primera, en 1519, cuando los mexicas supieron que el capitán extremeño bordeaba las costas de Tabasco y de Veracruz, pero no tuvo éxito.

La segunda comitiva, enviada en el otoño de 1520, tuvo consecuencias fatales para ambas partes. El irecha Zangua determinó dar muerte de los emisarios mexicas, sin embargo, uno de ellos portaba viruela –enfermedad transmitida por indios taínos que venían en las huestes de Pánfilo de Narváez–. La enfermedad cobraría la vida del gobernante supremo, además de la de miembros del sacerdocio y la nobleza.

Ante un clima cada vez más ríspido en México-Tenochtitlan, salió una tercera comitiva que terminó con la masacre de los diez mensajeros. En opinión del investigador Paredes Martínez, la negativa de los tarascos a pactar y formar un bloque contra los españoles y sus aliados indígenas, debe verse como una respuesta coherente con la rivalidad que sostuvieron durante un siglo con los mexicas.

Tras la caída de México-Tenochtitlan a mediados de agosto de 1521, e informado de que el Estado tarasco dominaba zonas ricas en oro y plata, Cortés encomendó al capitán Cristóbal de Olid someterlo, logrando la rendición del último cazonci, Tangáxoan Tzíntzicha. Entre 1523 y 1524, Antonio de Carvajal fue comisionado para realizar descripciones de los pueblos, dimensionar la mano de obra, territorio y materias primas que podían obtener, así inició el sistema de encomienda.

 “Asimismo, se fundaron los puertos de Zacatula y de Colima, y Hernán Cortés se apropió de la capital purépecha, Tzintzuntzan, y para 1528 mandó a los tarascos a explotar las minas de plata del sur de Jalisco, en la parte de Tamazula, abusos que serían denunciados por Vasco de Quiroga.

 

Con Información de la Dirección de Medios de Comunicación del INAH.