Esta etapa se distingue por aspectos como la caída definitiva de las ciudades del Clásico, la hegemonía tolteca y los movimientos migratorios. Aunque la guerra era una práctica generalizada desde épocas anteriores, en el Posclásico Temprano alcanzó nuevas dimensiones y de hecho se conformó un nuevo grupo social: los guerreros. Asociado a este clima bélico, el sacrificio humano, que también se practicaba en las fases precedentes, se convirtió en un componente fundamental del ritual público. En algunas regiones el cambio fue de tal magnitud, que se encontraban prácticamente abandonadas, como la zona maya, o en proceso de serlo, como el norte mesoamericano.