Este pueblo es conocido más que nada por el espléndido convento que erigieron los agustinos en 1549. El edificio tiene un gran mérito artístico, sobre todo por su elegante claustro, sus murales al fresco y su torre estilo mudéjar.
La construcción del convento de San Nicolás terminó hacia 1570, cuando la región estaba todavía muy poblada, pero en poco tiempo perdió gran parte de su población debido a las epidemias y el excesivo pastoreo empobreció los suelos, de manera que Actopan entró en decadencia.
Actopan permaneció estancado hasta mediados del siglo XX, en que el desarrollo de las comunicaciones (en particular la Carretera Panamericana) y la expansión de un distrito de riego basado en el río Tula introdujeron nuevas actividades económicas. Después de la Revolución Mexicana el pueblo fue sede de algunos de los primeros intentos por crear ejidos modelo y hacer una reforma educativa, de lo que quedan testimonios interesantes en las escuelas del vecino pueblo de La Lagunilla y en el ejido de La Estancia.
Imagen: Ex Convento de San Nicolás Tolentino, Actopan. Foto: © Duck Quesada.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor. Desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique (comp.), Texto de Bernardo García Martínez, publicado originalmente en la app: Atlas cultural de México, Editorial Raíces. “Actopan”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 112, pp. 48-49.