Agradecimientos: A los hermanos Bor y K’in y a la comunidad de Metzabok. A Alice Balsanelli por sus traducciones. A Josuhé Lozada y Joel Palka.
El cayuco se terminó en un total de 14 días, distribuidos en un periodo de dos meses. La eslora final fue de 5.30 m, con un ancho de 56 cm y una altura de 36 cm. Aunque el cayuco se colocó sobre el agua, éste aún no sabía navegar.
Los mayas lacandones consideran que la embarcación debe pasar toda una noche sobre el lago Mensabak, no sin antes depositar en su interior dos o tres pescados como alimento. Se cree que durante ese tiempo los cocodrilos, habitantes de la región y hermanos del chem, se acercarán a la embarcación, le hablarán y le enseñarán cómo surcar las rocas, cómo entender las corrientes y cómo desplazarse con tranquilidad.
También le mostrarán cómo mover los remos y cómo andar con firmeza para que nunca se voltee. Además del ritual anterior, los lacandones recuerdan que sus abuelos pronunciaban secretos o conjuros que susurraban al cayuco durante la noche y que contribuían a la navegación; actualmente ya no recuerdan las palabras que se pronunciaban.
Finalmente, al amanecer, el chem ya puede navegar. Ya no es un árbol, un tronco o sólo una embarcación, se vuelve un ser acuático entre los mayas lacandones, considerado el hermano mayor de los cocodrilos y un miembro más de la comunidad.
Imagen: Perfilación de las cabezas del cayuco. Bor, K’in y sus hijos haciendo mediciones. Fotos: Alberto Soto.
Pamela Lara Tufiño. Arqueóloga por la ENAH. Investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática. Directora del Proyecto Arqueológico Media Luna. Líneas de investigación: contextos prehispánicos sumergidos, culto acuático en Mesoamérica, navegación de tradición indígena.
Roberto Junco Sánchez. Arqueólogo por la ENAH. Subdirector de Arqueología Subacuática. Líneas de investigación: arqueología del Galeón de Manila, navegación colonial, Mar Pacífico.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Lara Tufiño, Pamela y Roberto Junco Sánchez, “De árbol a chem. Una embarcación y un ser acuático entre los mayas lacandones”, Arqueología Mexicana, núm. 174, pp. 58-63.