Época Prehispánica
Gracias a los trabajos arqueológicos se han localizado restos pertenecientes a los distintos grupos que, desde el Preclásico hasta la llegada de los españoles, se asentaron en el sitio. Entre los vestigios más significativos se encuentran: restos óseos, cerámica y piedra pertenecientes al Preclásico; restos de entierros teotihuacanos del Clásico; evidencias de que el sitio fue, sin duda, morada tolteca.
Por su parte, los mexicas dejaron muchas huellas de su presencia en el sitio. Realizaron varias obras, entre las que destacan un muro de contención, un acueducto y un adoratorio, todos del Posclásico.
La Colonia
Según la primera referencia de esta época al sitio que llamamos Chapultepec, este pasó, desde el primer momento y por un breve periodo, a ser parte del Marquesado del Valle. En 1530, Carlos V ordenó que el cerro y el parque fueran cedidos a perpetuidad a la ciudad para recreación de sus habitantes. Dentro de sus límites quedó una fábrica de pólvora que funcionó hasta 1784, cuando una explosión destruyó el edificio. Entre 1556 y 1558 los franciscanos construyeron, sobre los restos del adoratorio mexica, una capilla circular dedicada a San Miguel Arcángel, la cual, en el siglo XVII, fue modificada y adquirió una forma rectangular.
Durante los siglos XVII y XVIII se construyen cisternas, canales, acueductos y tuberías para el agua, pero lo más importante fue la construcción del Castillo de Chapultepec.
En 1784, el virrey Matías de Gálvez decide construir una nueva casa de campo y encarga al ingeniero don Francisco Bambiteli la elaboración de los planos. Se inicia el desmonte y la preparación del terreno y se construye el muro que circunda el jardín.
Durante e l periodo del virrey Bernardo de Gálvez ( 1785-1787) se concluyó el primer edificio del Castillo, bajo la supervisión del ingeniero Agustín Mascaró. El virrey Antonio Flores recibe de la corona la orden de subastarlo. En tiempos del segundo conde de Revillagigedo (1792), se elige el sitio para instalar ahí el Archivo General del Reino de la Nueva España, aunque el proyecto no se lleva a cabo.
Finalmente, en 1806, el inmueble se vende al Ayuntamiento de la ciudad de México. El edificio es desmantelado y la Real Hacienda vende vidrios, puertas y ventanas.
México Independiente
La etapa militar
Después de que en 1819 un temblor daña seriamente el edificio, comienza lo que podríamos llamar la etapa militar.
En 1843 se concluyen los trabajos que permiten la instalación del Colegio Militar. Poco antes de la intervención norteamericana se realizan algunas obras de fortificación, a fin de enfrentar la batalla que finalmente tuvo lugar en 1847. Después de este episodio el edificio es reacondicionado y se reinstala el Colegio Militar, a lo largo de dos periodos: 1861-1863 y 1882-1914.
La etapa imperial
En 1864 Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota eligen el Castillo como residencia y ordenan que se realicen varias modificaciones en las habitaciones, los accesos, los jardines y los corredores, así como nuevas instalaciones hidráulicas. Entre los cambios, destacan la Escalera de la Emperatriz y las pinturas de Las Bacantes, que se colocan en los pasillos del Alcázar, las cuales fueron realizadas por Santiago Rebull y sobreviven hasta la fecha.
La residencia oficial
El presidente Sebastián Lerdo de Tejada decreta que el Castillo funcione como residencia oficial en 1872, y desde ese momento se realizan una serie de adaptaciones. En el tiempo de Porfirio Díaz el Castillo adquiere mucho de la fisonomía que hoy conocemos. En 1878 se construye el Observatorio Astronómico. Meteorológico y Magnético, para lo cual se hacen algunas adaptaciones que incluyen las habitaciones del director, del astrónomo, del meteorologista y de los científicos. Sin embargo, en 1883 se ordenó su traslado.
Más tarde. por órdenes de la Secretaría de Guerra y Marina, el Colegio Militar regresó por segunda vez a Chapultepec, en 1882. Se construyen entonces nuevas instalaciones: patios, alberca, baños, talleres, comedores y dormitorios, así como una enfermería. La construcción permaneció así hasta 1916, fecha en que fue demolida.
Otras de las obras significativas fueron las primeras instalaciones eléctricas y telegráficas, un pararrayos, dos elevadores -uno hidráulico y otro eléctrico-, la escalera de los Leones y los vitrales, que se trajeron de París que hoy se conocen como "los emplomados".
Posteriormente, Francisco I. Madero mandó ampliar los corredores del Alcázar y Venustiano Carranza ordenó la demolición de parte del edificio militar. Por su parte, Álvaro Obregón instaló las oficinas del Ministerio de Fomento en una parte de la antigua construcción militar y pidió al arquitecto Antonio Rivas Mercado que diseñara la fachada. Asimismo, se modificó el jardín y el aspecto de la entrada; el arquitecto Antonio Rivas Mercado rediseñó la fachada poniente. En el jardín se colocaron unas pérgolas, una fuente y un Monumento a los Niños Héroes, realizado por Ignacio Asúnsolo; frente a la Escalera de la Emperatriz se construyó la Fuente del Chapulín. En 1933, se colocó en las Escaleras de los Leones un mural realizado por Eduardo Solares.
Rodríguez Cabrera, Dionisio, “El mural de los bebedores de Cholula, Puebla”, Arqueología Mexicana núm. 46, pp. 32-37.
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