El género mítico
En la tradición mesoamericana, la narrativa mítica ha adquirido características peculiares frente a otras formas de expresión literaria. En su aspecto semántico debe tomarse en cuenta que el relato se refiere a una verdad; que habla de algo que ha sucedido en los límites del tiempo-espacio de los dioses y el tiempo-espacio de las criaturas, y que el proceso en el ámbito divino ha concluido en la instauración de algo en este mundo. El relato describe una acción creadora. Los dioses actúan, y a partir de sus acciones nacen un astro, una especie vegetal, un elemento del aparato cósmico, una ley, una institución; se elevan los montes, fluyen los ríos y viajan por el cielo las nubes cargadas de lluvia; se enciende el fuego; circula el tiempo; la tierra ya seca recibe a los seres humanos… La superficie terrestre y los cielos bajos se van poblando en el curso de la creación, y los días y las noches empiezan a marcar el paso de una realidad mundana que, como lo concibe el pensamiento mítico, ya no cambiará las características esenciales de las criaturas en este tiempo-espacio.
Es la descripción de una verdad comunicada por los dioses a los primeros padres. Y, sin embargo, esta verdad no se expresa en forma directa. El relato mítico describe los procesos de creación en términos humanos, demasiado humanos. Habla en un lenguaje de aventuras, utilizando imágenes sociales muy semejantes a las producidas en las relaciones humanas: los dioses son antropoicos; esto es, poseen pensamiento, voluntad y obra muy semejantes a los de los hombres; sus pasiones son las que los hombres experimentan en su propia vida. Aman, odian, ríen, juegan, copulan, se ofenden y hieren; sus idilios son fogosos; sus venganzas son terribles; llegan a matarse entre sí. Las historias son relatos inteligibles, apasionantes, lúdicos; son narraciones que envuelven, insinuándolo apenas, un sentido profundo que con la hazaña se vuelve asimilable. Si el relato cambia los detalles, si se remplaza algún episodio o se sustituye por otra toda la aventura, la nueva versión sigue siendo verdadera, pues el creyente acepta la cobertura como tal, entendiendo que la subyace la comunicación de una realidad sagrada. La recepción del creyente es altamente estética.
Alfredo López Austin. Doctor en historia. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
López Austin, Alfredo, “Los personajes del mito. Introducción”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 92, pp. 9-12.