La fiesta de San Miguel del Milagro. Naturaleza y cultura

Hernán Salas Quintanal

El arcángel vencedor de los males y sus aguas milagrosas son venerados por la población agraria del pueblo de San Miguel del Milagro, en Nativitas, Tlaxcala, donde se encuentra ubicada la antigua Xochitécatl-Cacaxtla.

 

La alborada del 29 de septiembre en San Miguel del Milagro es asombrosa. El primer rayo del sol aparece justo en la boca de La Malinche, volcán que desde esta perspectiva aparenta la figura del rostro de una mujer mirando al espacio. Con el alumbramiento de la cima de la Pirámide de las Flores de Xochitécatl, comienzan los fuegos artificiales, la música y el baile. Es el momento preciso en que las manifestaciones de la naturaleza se enlazan con las culturales, y sus habitantes saben que se trata de la fiesta del arcángel.

 

San Miguel del Milagro en el tiempo

 

San Miguel del Milagro es un pueblo de Nativitas, uno de los primeros asentamientos hispanos de Tlaxcala, fundado por la orden de los franciscanos en el siglo XVI, devotos del arcángel, en el centro del valle Puebla-Tlaxcala, entre barrios indígenas y en el cruce de caminos reales que llevaban a Puebla, Huejotzingo, Cholula, San Martín Texmelucan y la ciudad de México, una ubicación estratégica para la agricultura y el intercambio. Después de aprender a cazar, pescar y recolectar frutos, heredaron de los antiguos habitantes de Xochitécatl-Cacaxtla las habilidades lacustres y agrícolas. Desde tiempos prehispánicos grupos nómadas recorrieron la región, y después de 700 a.C. algunos de ellos iniciaron su asentamiento y desarrollaron canales que se alimentaban de las aguas de los ríos, lagunas y manantiales; tiempo después llegaron a utilizar el cultivo de humedad, como las chinampas, en lagos y lagunas y camellones, es decir, franjas rectangulares de tierra drenadas por donde fluía agua en las orillas de ríos, ciénagas o pantanos. 

Para la población originaria –registrada en pueblos que forman parte del entorno de San Miguel como Michac, Xochitecatitla, Atoyatenco, Tenanyecac, Teacalco, Tepactepec, Xiloxochitla–, las tierras fértiles entre los valles húmedos, lagunas y llanuras fluviales formadas por los ríos Atoyac y Zahuapan facilitaron la instalación de latifundios durante la Colonia y hasta el primer centenario de la independencia, y desecaron la tierra para expandir las áreas de cultivo. San Antonio Michac, Santa Elena Atoyac, Santiago Michac La Segura, San Juan Mixco, Santa Águeda conformaron un valle fecundo de maíz y campos trigueros, con estancias de ganado mayor, bestias de carga, caballos trilladores, mulas de recua y bueyes de arado y ganado menor, ovejas y carneros, becerros, vacas y cerdos. Nativitas se convirtió en un pueblo de arrieros, tejedores, artesanos y campesinos.

 

Salas Quintanal, Hernán, “La fiesta de San Miguel del Milagro. Naturaleza y cultura”, Arqueología Mexicana núm. 117, pp. 64-70.

 

 Hernán Salas Quintanal. Doctor en antropología. Investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Ha estudiado las sociedades campesinas y rurales.

 

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