La medicina que encontraron los españoles a su llegada a México en 1519 era un sistema médico integral, que resumía el saber en cuanto a las enfermedades y sus tratamientos, que se había acumulado a lo largo de por lo menos dos milenios y medio. Los mexicas habían hecho suyos ese conocimiento y prácticas y habían contribuido a su desarrollo, lo que hacía patente la vigencia de ese trasfondo cultural que conocemos como Mesoamérica.
El relato de los vaivenes que tuvo la relación entre la medicina de los conquistadores y la de los indígenas ha sido objeto de numerosos estudios, en los que se ha puesto de manifiesto la carencia de médicos de tradición europea al menos durante los 50 años posteriores a la conquista, la vigencia de los titici indígenas en el manejo de las enfermedades de la mayor parte de la población novohispana, la conversión de su medicina en curanderismo y su sobrevivencia manejando un sinnúmero de estrategias que la enlazan con las medicinas tradicionales contemporáneas.
Como hemos insistido en éste y otros trabajos, la medicina náhuatl prehispánica constituyó un sistema integral de conocimientos acerca de la salud y la enfermedad, así como de la manera de abordar los problemas relacionados con ellas. Tuvo respuestas congruentes con su visión del mundo y con las posibilidades tecnológicas de que se disponía. A pesar de sus numerosas aportaciones, que han llegado hasta nuestros días, el sistema náhuatl prehispánico vio sumamente restringido su ámbito de influencia, debido a su posición subordinada después la conquista española y a la imposición de un sistema diferente de pensamiento médico.
Tomado de Carlos Viesca T., Maríablanca Ramos de Viesca, “Aportaciones de la medicina náhuatl prehispánica”, Arqueología Mexicana núm. 130, pp. 67- 73.