Laura Raquel Carrillo Márquez
Banco Chinchorro es uno de los santuarios más importantes del Caribe mexicano. Sus características naturales y culturales constituyen un atractivo excepcional para los ambientalistas y estudiosos de nuestra historia e incluso motivaron que México promoviera su candidatura como primer bien mixto sumergido en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO.
Banco Chinchorro es conocido por la belleza y variedad de sus recursos naturales y diversidad ecológica, aspectos que motivan su categorización de área natural protegida con carácter de reserva de la biosfera y de sitio Ramsar para la protección de aves migratorias y humedales. Aunado a su valioso patrimonio natural, la existencia de naufragios o pecios de distintas temporalidades determina la posibilidad de nominar a Chinchorro para formar parte de la lista de patrimonio mundial de la UNESCO como un bien mixto. Por ello, la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició en 2006 el inventario de recursos culturales sumergidos, en el cual se han registrado 68 sitios con restos de embarcaciones cuyas cronologías tentativas fluctúan entre los siglos XVI al XX.
Características naturales
La reserva se ubica en el mar Caribe, a 30 km al este del poblado de Mahahual, perteneciente al municipio de Othón P. Blanco, en la costa sur del estado de Quintana Roo. Forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, cuyos 1 000 km se extienden desde el noreste de la península de Yucatán hasta la bahía de Honduras y lo caracterizan como la segunda barrera más grande del mundo, después de la Gran Barrera Australiana. Chinchorro está integrado por arrecifes, una laguna y tres cayos (Norte, Centro y Lobos), en donde se hallan distintos tipos de hábitats que le confieren su importancia y valor como área natural protegida. Entre ellos destacan los arrecifes de coral, pastos marinos, arenales, cayos, manglares y playas que albergan diversas especies vegetales y animales. Cocoteros, plantas de playa y árboles característicos de la selva de la península de Yucatán, como el chacá y el mangle, constituyen ejemplos de su flora y entre la fauna sobresalen aves –gaviotas, pelícanos y fragatas–; reptiles –cocodrilos y tortugas caguama, carey y blanca–, y mamíferos –delfín nariz de botella–. No obstante, se considera que la riqueza más notable la componen los ecosistemas coralinos con especies como el cuerno de alce, de venado y los corales blandos, además de anémonas, esponjas y erizos típicos del Caribe (Semarnap, 2000).
Desde hace más de 40 años la pesca comercial de caracol rosado y langosta es la actividad económica más relevante, y desde la creación de la reserva está sujeta a la normatividad establecida en su programa de manejo; sin embargo, en los últimos años la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) ha ofrecido alternativas a las comunidades que dependen de esta actividad, como un medio para frenar la sobreexplotación de esos recursos, capacitando a los pescadores como guías turísticos enfocados al ecoturismo.
Carrillo Márquez, Laura Raquel, “La riqueza natural y cultural de Banco Chinchorro”, Arqueología Mexicana núm. 105, pp. 65-69.
• Laura Raquel Carrillo Márquez. Egresada de la licenciatura en arqueología por la ENAH y del diplomado en arqueología subacuática. Investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática. Responsable del proyecto “Inventario y diagnóstico del patrimonio arqueológico e histórico sumergido en la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro, Quintana Roo”.
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