Las primeras personas

Elisa Ramírez

Este mito general, inusitado por incluir muchos episodios concatenados, fue recopilado en San Juan Chamula, en tzotzil, por Gary Gossen (“Creation texts from Chamula”, en Tlalocan, vol. VII, 1968, pp. 131-165). Nos muestra todos los temas que aparecerán, separados, en mitos individuales.

 

Una historia de las primeras personas. Bueno, cuando vinieron las primeras personas era como dioses. Había un hombre y una mujer. Las primeras personas se llamaban Adán y Eva. Bueno, Adán y Eva no tenían casas. Dormían debajo de un árbol, esto fue hace mucho. No había ni una montaña, ni una cueva, ni una roca, la tierra era plana, sin montes, sin valles, nomás pareja la tierra.

Así es que Adán y Eva dormían debajo de un árbol, porque Adán y Eva fueron las primeras personas. Bueno, quién sabe que estarían pensando Adán y Eva. Comenzaron a hacer barro, comenzaron a modelar el barro. Le empezaron a poner al barro manos, cabeza, nariz, pies, orejas y ojos. Todo eso le pusieron. Bien lo hicieron. El barro comenzó a transformarse en personas. Ahora ya hablaban, rápido, esa gente que había sido de barro. Entonces Nuestro Padre del Cielo vio que estaba mal que no hubiera montañas, que no hubiera piedras, que no hubiera valles. No había lugar por donde se fuera el agua, no había desaguaderos donde corriera. Sus hijos no podían sobrevivir, se cubrirían de agua porque no había valles, no había montañas. Entonces vino un temblor y fue muy fuerte. Tembló porque no había piedras. Entonces Nuestro Santo Padre Sol del Cielo comenzó a hundir la tierra. Hubo un temblor, pero fue un temblor muy muy fuerte. Y entonces toda la tierra se hundió. Es por esto que hay montañas, que hay valles, que hay cuevas, que hay rocas. Cuando todavía no había piedras los temblores eran muy fuertes. Diario temblaba. La tierra no pesaba y por eso Nuestro Santo Padre Sol del Cielo hizo las piedras. Hizo las rocas, hizo los cerros, hizo los valles, hizo los desaguaderos.

Entonces ya corrió el agua, la gente ya no estaba cubierta de agua, ya no hubo temblores todos los días. Ya no temblaba porque ahora la tierra le pesaba mucho a la Madre de los Temblores. Porque al principio no pesaba, no tenía piedras. Y cuando Nuestro Santo Padre Sol del Cielo puso las piedras, se hundió la tierra. Todavía hay temblores, pero ahora son más pocos, ya no son diario, porque hace mucho temblaba diario.

 

Bueno, en el lugar donde vivían Adán y Eva no se hundió la tierra. Cuando vino el terremoto estaban sentados bajo el árbol a la hora del temblor. Y el barro del cual habían hecho a sus hijos también estaba con Adán y Eva debajo del árbol. Pero lo que había sido de barro ahora eran personas. Uno era un hombre y otro era una mujer, no tenían ropa, estaban nomás desnudos. Apenas cubrían sus partes y sus culos un poquito, llevaban esa cubierta amarrada de la cintura. Pero no sabían cómo comer. No sabían cómo cantar. No sabían cómo hacer fiestas. No sabían cómo bailar. No sabían cómo dormir, nomás estaban allí sentados. No dormían durante el día, porque la tierra no se oscurecía, todo el tiempo había luz. Cuando se ponía Nuestro Santo Padre Sol del Cielo salía Nuestra Santa Madre Luna. Pero Nuestra Santa Madre Luna salía igual a Nuestro Santo Padre Sol del Cielo, así que no oscurecía. A Nuestro Santo Padre Sol del Cielo no le gustó que no hubiera oscuridad porque sus hijos no podían dormir, todo el tiempo había luz. Entonces la tierra comenzó a oscurecerse. Ya había luz, ahora había día. Bueno, cuando se cubrió la cara de Nuestra Santa Madre Luna rápido salieron los demonios. Pero no pudieron verlos salir. Ya estaban allí, nomás parados, viendo. Porque cuando se cubrió la cara de Nuestra Santa Madre Luna ya no pudo cuidar a sus hijos. Por eso fue que los demonios salieron.

Así fue como esas personas que acababan de hacer de barro, los que hicieron Adán y Eva se durmieron, esos dos. Pero esos dos no se dieron cuenta de que se habían quedado dormidos y también Adán y Eva se quedaron dormidos sin darse cuenta.

Todavía no había santos en la iglesia, no había iglesias, no había casas. Solamente estaban en el cielo Nuestro Padre Sol del Cielo y Nuestra Madre Luna del Cielo, nada más. Por eso es que había tantos demonios. Pues sólo estaban Nuestro Santo Padre Sol del Cielo y Nuestra Santa Madre Luna. Después aparecieron los santos de la iglesia. En esos tiempos, entonces, ya estaban las montañas y los valles. Cuando los santos llegaron a las iglesias, ya estaba todo.

Y llegó el momento en que se debían juntar Adán y Eva pero no entendían cómo debían comenzar, porque estaban dormidos. Es por eso que no se juntaron. Y entonces sucedió que los demonios ordenaron a las primeras personas que se juntaran. Y luego Adán y Eva se juntaron se sintieron muy felices. Y diario lo hacían porque se sentía muy bien. Bueno, comenzaron a decirles a las personas que habían sido de barro: “Cuando duerman, abrácense y bésense, es muy sabroso, muy sabroso”, les decían Adán y Eva.

Pero las personas de barro no sabían cómo abrazarse, ni cómo besarse, ni cómo jugar, ni cómo trabajar. Nada sabían. Y entonces ellos obedecieron a Adán y Eva, y los que habían sido de barro comenzaron a besarse y a abrazarse. Y así, poco a poco nacieron sus hijos. Así fue como las personas de hace mucho comenzaron a reproducirse y a hacerse muchos, poco a poco.

Pero no sabían cómo hacer fiestas, no sabían cómo cantar, no sabían cómo beber posh, no sabían cómo bailar, no tenían casas, no tenían ropa, no sabían nada. Tampoco sabían comer bastante, solamente mascaban un grano de maíz crudo. Pero al principio no había maíz, solamente tenían col, hojas de nabo y frijoles. Sólo eso. Luego llegó el maíz. Nadie vio cómo llegaron la col, frijoles y hojas de nabo. Allí estaban nomás. Vieron la col y los frijoles que estaban allí primero, luego apareció el maíz. Los hombres que habían sido de barro sólo comían col, no comían tortillas. Sólo col y frijoles comían, solamente un poquito de col y hojas de nabo comían.

Entonces los demonios comenzaron a matar a Nuestro Padre Sol del Cielo, porque Nuestro Padre Sol del Cielo caminaba todavía por la tierra. Luego se fue al cielo con Nuestra Santa Madre Luna. Luego murió Nuestro Santo Padre Sol del Cielo. Lo enterraron, pero no estaba muerto. Pero los demonios creían que sí estaba muerto. Ya lo habían enterrado cuando vieron que estaba vivo. No estaba muerto, estaba caminando. Bueno, vieron que no estaba muerto. Entonces comenzaron a darle posh con orina de demonio para que bebiera. Nuestro Padre Sol lo bebió y como estaba mezclado con orina de demonio, se emborrachó Nuestro Padre Sol. Se quedó tirado en el suelo como una hora. Luego volvió en sí Nuestro Santo Padre Sol del Cielo y le pareció muy sabroso el posh. Tomó más.

“Estaría bueno que les diera de beber esto a mis hijos. Si no se los doy, nunca van a poder cantar, nunca van a poder bailar, nunca van a saber hacer fiestas. Mejor les doy a beber este posh. Si se lo beben, van a hacerme fiestas, van a aprender a tocar la guitarra y el arpa”, dijo Nuestro Santo Padre Sol del Cielo.

Y así aprendieron a beber posh los hombres que habían sido de barro. Bueno, la gente bebió el posh. Y entonces supieron cantar, y entonces supieron bailar, entonces supieron tocar la guitarra y el arpa, entonces supieron hacer fiestas, entonces lo supieron todo. Pero solamente después de beber el posh. Si no hubieran tomado el posh no hubieran aprendido a tocar la guitarra y el arpa. Pero desde que tomaron el posh ya supieron tocar la guitarra y el arpa, cantar, hacer fiestas.

 

Bueno, una cosa cierta de las primeras gentes que habían sido de barro es que tenían ojos como de perro. Veían muy bien para caminar de noche, veían como si fuera de día. Pero Nuestro Padre Sol del Cielo vio que sus hijos tenían ojos como los de los perros, no estuvo de acuerdo. Vio que no era correcto que fueran capaces de ver el dinero del Dueño de la Tierra en las montañas.

“Mejor les cubro los ojos, si no, no está bien”, dijo Nuestro Santo Padre Sol del Cielo.

Bueno, ahora la gente tenía los ojos cubiertos con una telita. Bueno, cuando la telita les cubrió los ojos, ya no pudieron ver el camino en la noche, pero hace mucho podían verlo muy bien.

 

Y también Nuestro Santo Padre Sol del Cielo vio que la gente no comía suficiente, le pareció mal.

“Estaría bien que comieran bastante, si no, no trabajarán bastante. Si comen mucho trabajarán mucho”. Así dijo Nuestro Santo Padre Sol del Cielo.

Es por eso que la gente de Chamula come mucho, fue mandato de Nuestro Santo Padre Sol del Cielo. Vio que estaba mal que sólo comieran un grano de maíz a la vez. Vio que no estaba bien que la gente no trabajara suficiente. Pues entonces una matita de maíz tierna vino con el río, la plantita venía flotando sobre el agua. Fueron a agarrar esa plantita y la sembraron a orillas del río. Le echaban agua para que no se secara. Y creció la plantita, no se secó el maicito, allí creció. Y así, poco a poco se dio la milpa. Aumentó mucho, se hizo grande.

Igual la gente: crecieron mucho, todo se multiplicó. Entonces, poco a poco la gente comenzó hacer casas, pero sus casas eran de hojas de árbol, no estaban buenas, goteaban cuando llovía. Las hojas no atajaban el agua. Su ropa también goteaba, era de corteza de árbol. Poco después llegó San Juan con sus borregos. Y hasta entonces llegó la ropa de las personas. Bueno, él comenzó a hacer ropa para sus hijos. Muy despacito ellos comenzaron a hacer su ropa, no sabían cómo pues cuando fueron creados estaban desnudos, sin ropa, sólo con cortezas que amarraban alrededor del cuerpo, para que no les vieran el cuerpo. Entonces llegó Nuestro Señor San Juan con sus borregos. Lo vieron venir, lo vieron que comenzó a hacer su casa. Lo vieron que comenzó a desmontar. Vieron cómo quedó un lago donde hizo su casa. Vieron cómo trajo piedras para hacer su casa. Vieron cómo sonaba sola la campana que colgaba de un árbol. Todo esto vieron las primeras personas.

Luego, cuando se hizo viejo, contó a sus hijos cómo habían sido hechos. Así fue como todos supieron que las primeras personas sobrevivieron. Cuando los viejos murieron, ya les habían contado a sus hijos cómo fueron antes las cosas.

 

Ramírez, Elisa, “Las primeras personas”, Arqueología Mexicana núm. 88, pp. 19-21.

 

Elisa Ramírez. Socióloga, poeta, escritora para niños y traductora. Colaboradora permanente de esta revista.

 

 

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