Manuel Gamio y la arqueología de Azcapotzalco

Eduardo Matos Moctezuma

Los trabajos de Manuel Gamio en Azcapotzalco permitieron, en primer lugar, dilucidar la secuencia cultural –motivo principal de la excavación– y, en segundo lugar, la aplicación de una técnica estratigráfica que establecía las bases para tener un mejor control en los procesos excavatorios, hasta entonces realizados sin mucho rigor científico.

 

El año de 1911 va a ser fundamental para la antropología en general y la arqueología en particular. En efecto, en ese año se inauguran las actividades de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas, cuyo primer director fue Eduard Seler, destacado estudioso del México antiguo. La escuela había abierto sus puertas el 20 de enero de aquel año, e inauguró las labores el mismo Porfirio Díaz, presidente de la República. La escuela fue creada bajo los auspicios de las universidades de Harvard, Pennsylvanya y Columbia, el Instituto Hispánico de América, y los gobiernos de México, Prusia y Francia; asimismo, se acordó que cada año se turnarían los directores, el segundo de los cuales –en representación de la Universidad de Columbia– fue el doctor Franz Boas, quien tenía interés en problemas lingüísticos y en aclarar la secuencia cultural de la Cuenca de México. Esta última inquietud la había planteado el doctor Seler con anterioridad y había establecido algunos tipos del material arqueológico de la región. Sin embargo, fue Boas quien le pidió a Manuel Gamio, por entonces alumno de la escuela, que emprendiera trabajos en Azcapotzalco, donde ciertos estudios indicaban que era el lugar idóneo para dilucidar dicha secuencia. Cabe señalar que Azcapotzalco y la cultura tepaneca habían despertado en el joven Gamio un particular interés, manifiesto en el artículo que escribió acerca de ella en 1909 bajo el título de “Restos de la cultura tepaneca”, en el que se constituye el primer trabajo publicado por este autor, y en el que señala:

El pueblo así denominado, resistente y viril, dotado de gran mentalidad y de asombrosa adaptación al medio, recibió del progresista acolhua sabias enseñanzas que en poco tiempo lo elevaron a la categoría de potencia rival de aquella, tanto por la respetabilidad de sus instituciones militares, como por el inusitado incremento que alcanzaron en él la Industria, la Agricultura, el Comercio y otras ramas ó factores del progreso humano. Azcapotzalco, capital del reino, superó en ocasiones la grandeza é importancia de los afamados centros aculhuas, Tenayuca y Texcoco. […] Desgraciadamente la serie de tecutlis que comprendió la monarquía, nos muestra sapientísimos varones, cuyas altas virtudes engrandecieron á la Nación, junto con tiranos ignorantes de la ciencia de gobernar, que arrojaron por tierra el patrio vestigio y provocaron, por sus desmanes y exajerado rigorismo hacia los pueblos tributarios, el odio unánime de los Señores, en particular de los de Tenoxtitlan y Aculhuacan, quienes, unidos, acabaron con el poder tepaneca (Gamio, 1909, p. 236).

Quizá con estas palabras Gamio se refiera a Tezozómoc, el longevo gobernante que por muchos años rigió los destinos tepanecas, así como a su hijo Maxtla, gobernante de Coyoacán, de quien se sabía de la aversión que tenía en contra de los mexicas, recién instalados en medio del lago en terrenos de Tezozómoc de Azcapotzalco. Fray Diego Durán, en su conocida obra Historia de las Indias de la Nueva España e islas de Tierra Firme, expresa que los mexicas eran tributarios del tepaneca, cuando señala que tenían “carga de sujeción y vasallaje á los de Azcapotzalco, pues á causa de haber edificado en sus tierras, les eran tributarios” (Durán, 1951, p. 48).

Por aquel entonces Gamio recorrió distintos sitios entre Naucalpan y el cerro de Los Remedios, pues pensaba que ciertos vestigios allí localizados podrían pertenecer a la cultura tepaneca, lo que más tarde desmintió. Uno de estos sitios era la pirámide de El Conde, en Naucalpan, estado de México.

 

La excavación de Manuel Gamio

Retomemos el año escolar de 1911-1912 en que, bajo los auspicios de la Escuela Internacional y de su director en turno, Franz Boas, Gamio es designado para llevar a efecto excavaciones en Azcapotzalco. ¿Cómo sucedió esto? El mismo Gamio lo comenta en su ponencia al XVIII Congreso Internacional de Americanistas, efectuado en Londres:

Durante el mes de noviembre del año próximo pasado el doctor Franz Boas, director de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas, observó que, aunque los tipos culturales de la región eran conocidos, se ignoraba la sucesión de culturas y me encomendó que, como miembro de aquella Escuela, llevara a cabo investigaciones metódicas que tendieran a determinar dicha sucesión (Gamio, 1972, p. 54).

Las labores de excavación se practicaron en varios lugares de Azcapotzalco, aunque Gamio puso especial atención en las realizadas en el pueblo de San Miguel Amantla, pues consideraba que habían sido efectuadas “con más detenimiento y consideradas como modelo de comparación para las restantes. Allí, en un área de 25 metros cuadrados se excavaron 18 capas de terreno, fijándoseles un espesor que variaba desde 10 centímetros en las primeras, hasta 1 m 75 cm en la última” (Gamio, 1972, p. 55).

Los trabajos emprendidos permitieron varias cosas: primera, dilucidar la secuencia cultural que era el motivo principal de la excavación. Segunda, la aplicación de una técnica estratigráfica como la que se utilizó establecía las bases para tener un mejor control en los procesos excavatorios, hasta entonces realizados sin mucho rigor científico. Tercera, esta técnica aplicada por primera vez significaba para Gamio un modelo a seguir en futuros trabajos:

La excavación hecha en San Miguel Amantla, Azcapotzalco, fue considerada por mí como tipo metodológico, pero no como tipo de sucesión cultural regional, ya que sólo en un lugar se halló la sucesión estratigráfico-cultural en el orden que antes se indicó. Debe advertirse que hasta esa fecha dicha excavación fue la primera y única que se efectuaba con método científico en el Valle de México (Gamio, 1972, p. 74).

Los vestigios encontrados correspondían a tres culturas específicas: la mexica o azteca, hallada en las dos primeras capas; la teotihuacana, entre las capas 3 a 14, y, hasta el fondo, la correspondiente al llamado tipo De los Cerros, que hoy conocemos como Preclásico. En otras excavaciones sólo se encontraron las dos primeras, lo que llevó al geólogo George Engerrand, tercer director de la Escuela Internacional, a discutir acerca de la secuencia cultural, como veremos a continuación.

 

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, inah. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del inah.

 

Matos Moctezuma, Eduardo, “Manuel Gamio y la arqueología de Azcapotzalco”, Arqueología Mexicana núm. 136, pp. 34-37.

 

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