El ciclo ritual de la comunidad nahua de Tetelcingo, en el estado de Morelos, en el que Miguel Bartolomé y esta autora tuvimos la oportunidad de participar en 1980, integra cinco rituales diferentes que, en conjunto, muestran la cosmovisión contemporánea y la memoria acerca de los acontecimientos que se han vivido desde la época prehispánica hasta la actualidad.
Las investigaciones antropológicas muestran que la convivencia de las tradiciones culturales de los colonizadores con las de las sociedades nativas, introducidas –o no– por la fuerza, fue traducida y reelaborada por los colonizados a lo largo del tiempo hasta hacerla partícipe del espacio semántico de sus propias culturas. Un aspecto importante para destacar en relación con este ciclo ritual es que actualiza la memoria colectiva de la comunidad que participa cada año recreando recuerdos y vivencias que operan como una de las bases de su identidad étnica. Mientras que unos ritos se dirigen a conmemorar el ciclo agrario anual y a ofrendar a las entidades extrahumanas de la cosmovisión mesomericana, otros son las expresiones simbólicas del pasado de la comunidad, que tienen representación material a través de procesiones y grupos de danza que dramatizan momentos clave de su devenir histórico.
San Nicolás Tetelcingo, ubicada a sólo siete kilómetros de la ciudad de Cuautla, es una de las pocas comunidades de Morelos que ha continuado visibilizándose como indígena a través de los siglos, a pesar de las múltiples compulsiones desintegradoras a las que ha estado y está sometida: las congregaciones de pueblos durante los siglos XVI y XVII; la destrucción de las formas organizativas económicas y sociales locales a raíz del desarrollo de las haciendas e ingenios azucareros, que expulsaron a los indígenas de sus tierras y los convirtieron en peones hasta comienzos del siglo XX; la temprana presencia del Instituto Lingüístico de Verano, cuyo fundador William C. Townsend utilizó a Tetelcingo como “pueblo piloto” para el desarrollo de la institución religiosa y lingüística, y, en años recientes, la enajenación de casi la mitad de los terrenos del pueblo convertidos en un fraccionamiento habitacional.
Alicia M. Barabas. Licenciada en ciencias antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Maestra y doctora en sociología por la UNAM. Profesora investigadora emérita del INAH. Investigadora nacional nivel III, SNI-CONACyT.
Tomado de Alicia M. Barabas, “Rituales contemporáneos de los nahuas de Tetelcingo, Morelos. Parte 1”, Arqueología Mexicana, núm. 193, pp. 12-13.